En el mundo no existe nada más importante que el bienestar y la felicidad de un niño
Lamentablemente no son todas las personas que se sensibilizan con esta máxima, ni son todos los sistemas políticos comprometidos con el respeto a los derechos de la infancia.
En cuba las fuerzas policiales al servicio del régimen gozan de absoluta impunidad judicial para cometer los crímenes más despiadados y horrendo, la lista de lesionados, torturados y asesinados tras más de medio siglo de dictadura totalitaria es enorme, la población, la población sufre el abandono legal, la justicia encubre a los asesinos uniformados.
Un crimen que aún permanece impune tuvo lugar el 1 de julio del 2013 en la calle Rio Blanco del Repto Martí en el municipio de Najasa provincia de Camagüey donde resulto lesionada gravemente una niña de 3 años de edad.
La menor se nombra Arleidis Bernarda Aguila que mientras jugaba con sus cincos hermanos menores en el portal de su casa, recibió el impacto de una piedra en el rostro lanzada por un agente de la policía nacional revolucionaria luego de realizar varios disparos con su arma de reglamento.
El golpe propinado con la piedra destrozo el rostro de la pequeña quien tuvo que ser intervenida de urgencia en el hospital pediátrico provincial Eduardo Agramontés Piña con peligro eminente para su vida ya que tuvo que aplicársele anestesia general, permaneció hospitalizada por espacio de 8 días arrastrando secuelas de desfiguración del rostro con deformidad por desplazamiento de estructura ósea al provocarle el impacto una fractura de ⅓ medio facial y secuelas funcionales por obstrucción nasal permanente.
De acuerdo con el testimonio del padre de la niña. El ciudadano Bárbaro Bernarda Álvarez.
La policía en esa zona rural se dedica a extorsionar a los campesinos, el día en que el uniformado ataco a su casa a tiros y pedradas fue precisamente por negarse a darle dinero o algún animal que hiciera el equivalente de los 1000 pesos que este exigía.
El subtte. Ricardo Zayas Padrón fungía como oficial de la policía técnica investigativa en la municipalidad de Najasa abusando del poder que le ofrecía su cargo, se dedicaba a la extorción cuando alguien se resistía se lo llevaba preso para el cuartel y hasta hubo casos en que la victima resultaban sancionadas pues él le fabricaba un delito.
Vecinos del lugar aseguran que entre el tal Ricardo y el J de la policía tte coronel Costilla existía un vínculo estrecho eran compinches del bandidaje, por eso cuando ocurrieron los hechos este ultimo aseguro públicamente que nada le pasaría al militar homicida.
Lo cierto es que después de 10 meses del suceso donde una pequeña de 3 años tuvo a punto de morir y quedo con su rostro desfigurado y trastornos respiratorios.
El crimen permanece impune, el agente de la seguridad resulto ascendido de cargo y trasladado a las instancias provinciales, según fuentes oficiales que prefieren el anonimato.
El caso fue ventilado por la fiscalía y el tribunal municipal de Najasa quienes acordaron sancionar al uniformado a dos años de reclusión domiciliar, sanción que hasta la actualidad no se ha hecho firme, por lo que este asesino permanece en las calles, amparado en su traje militar y al asecho de nuevas víctimas para masacrar.
La impunidad de crimines, violaciones y delito de esta índole ponen en peligro la estabilidad interna del país, lo más doloroso de estas acciones es que se puso en peligro la vida de un grupo de inocentes y no se hiso justicia, por lo que se evidencia fehacientemente la complicidad de la máxima dirección del país, de los organismos fiscales y de control interno, que con regodeada complacencia consienten y disfrutan el odio la violencia y el terror que con tanta eficacia imponen sus fuerzas represivas devenidos en expertos asesinos.
Cabria preguntarse entonces: ¿Cuántos de estos crimines de esa humanidad se vienen cometiendo desde la implantación del castro comunismo en la isla y permanecen impunes?