De un extremo a otro de la isla la acumulación de basura, escombros y residuales se ha convertido en un problema vitalicio, el vertimiento de sustancias nocivas a los ríos, lagunas de oxidación con vertimientos tóxicos dentro de perímetros poblacionales y miles de vehículos automotores e industrias, que emanan gases contaminantes causantes de daños a la salud con el que el pueblo está obligado a convivir diariamente.
Según los medios nacionales “…el país realiza esfuerzos para erradicar la contaminación ambiental”, con el reconocimiento de organismos internacionales que coinciden en que “Cuba es uno de los países que más lucha para eliminar esta problemática mundial.”
Para la población que sufre y enfrenta enfermedades epidemiológicas, diarreicas, respiratorias y otras, originadas por estas situaciones, la realidad es otra y contradice estas aseveraciones.
Al decir de Mario López Morales, vecino de Calle Primera, Edif. D-1 apto, 4 del Reparto Flores en el municipio Playa en La Habana: “Frente al edificio donde vivo se desborda la fosa, para que vengan a destupirla y sanear la contaminación con un carro cisterna especializado es una odisea, demoran meses, eso trae consigo que el frente del inmueble se convierta en una laguna de oxidación donde los malos olores son insoportables e incluso en ocasiones, se contamina el agua potable de la cisterna, causando brotes diarreicos”, acotó.
“Yo sé que en toda Cuba existen lugares con idéntica situación o peores, las aguas albañales corren como ríos por las calles de cualquier ciudad, la basura, escombros y animales muertos se acumulan en cualquier esquina formando montañas; el monóxido de carbono que desprenden los vehículos se acumulan en el ambiente, los ríos son aliviadero de todo el desecho tóxico de las industrias, las playas del Este de La Habana hace mucho dejaron de ser lo que fueron, y ni hablar de la Bahía de la capital; lo más doloroso de toda esta historia es que el Estado y sus organismos culpan a la población de indisciplina social, cuando en realidad el verdadero violador y máximo responsable de tanta incompetencia es el mismo gobierno; ellos son quienes tienen los recursos, nadie quiere acumular basura ni albañales en su casa o su entorno, nadie quiere infestar sus pulmones con los gases tóxicos que brotan de las industrias y los automóviles. El pueblo aspira a una vida saludable, sin contaminación del medio ambiente que pone en riesgo la salud y la vida de las personas.”
“¿De qué sirven las campañas maratónicas contra el Zika o el Dengue? Son propaganda política, imagen pública internacional y después se olvidan y la población vuelve a la cochambre y la barbarie. Creo que si el ilustre descubridor de la fiebre amarilla, el Dr Carlos Juan Finlay resucitara y pudiera recorrer la isla, moriría de dolor y frustración al ver su legado a la ciencia y la humanidad pisoteado por un sistema que prioriza sus intereses por encima de la salud del pueblo, por encima del derecho a la vida.”
“Siempre que vislumbro la contaminación ambiental, las montañas de basura, la pudrición rampante en las calles y el hedor de la insalubridad nacional, confirmo que el pueblo cubano no vale nada”. Concluyó.