Millares de familias cubanas a todo lo largo y ancho de la isla sufren extrema pobreza. La miseria e insalubridad están presente en sus humildes hogares como fiel testimonio del legado comunista entronizado en el poder por más de medio siglo.
Una tragedia que demanda de urgente interés internacional y que el gobierno trata de minimizar, enarbolando logros en aspectos como la salud y la educación; mientras miles de seres humanos requieren urgente ayuda de un techo seguro, alimentos y agua potable. La asistencia humanitaria, vital para esas personas hace 57 años, está en peligro; los marxistas en el poder, tras falsas promesas, le siguen dando la espalda a los humildes.
Julia Veguería Soa, con sus 78 años años de edad, descendiente de Haitianos y cabeza de una familia donde predomina la honradez, muestra su pesar ante la extrema pobreza que le toca enfrentar en su barrio natal “Hindaya”, en La Lisa, La Habana.
“… Aquí en este terruño marginal nací en 1938; desde entonces ha llovido mucho y se ha sufrido mucho. De antemano le digo que no tengo nada que agradecerle a Fidel y mucho menos a su sucesor; nada le debo a la revolución, salvo hambre, miseria y necesidad. Aquí nació mi hijo, mis diez nietos y mis 6 bisnietos, actualmente vivimos 22 personas en este rancho que como ve se esta cayendo. Carecemos de agua potable y por supuesto de recursos económicos para arreglarlo, amen de que somos ilegales, pues este barrio está declarado como marginal y el gobierno no concede titulo de propiedad aunque nacimos aquí, pues son terrenos que el estado nacionalizó al tomar el poder.”
“Esto era un asentamiento de trabajadores de la cantera; propiedad de un americano, antes del triunfo de los barbudos; era un barrio humilde, pero no existía la insalubridad de hoy en día. Por desgracia llegaron estos cuatreros y se acabó la
Las fotos hablan por si solas. “Que el mundo conozca en la extrema pobreza en que nos hundió Fidel; para colmo somos ilegales… Menos para las elecciones, que en esa otra gran farsa sí contamos. Recibo 245 pesos (cup) de pensión que no alcanzan ni para las medicinas, pues padezco del corazón.”
“Esto lo hemos planteado a todas las instancias, incluso la prensa extranjera, que estuvo aquí el año pasado y tomó vídeos incluso de la contaminación del río y cómo el agua penetra a la casa cuando llueve; ¿y qué? Tenga presente que somos de raza negra y este gobierno excluye y discrimina con odio nuestra raza.”
“¿Mi mayor deseo. Que Dios me conceda el milagro de, antes de morirme, poder ver a mi familia, sobre todo a los niños, viviendo bajo un techo seguro. Ellos no merecen este sufrimiento que por desgracia me tocó enfrentar a mí”.