Martes , 27 Junio 2017

Que tire la primera piedra quien no haya pecado

A finales del 2013 comenzó la angustia de la joven Rosa Helen González García, Instructora de Arte en la especialidad de Música, y extrabajadora de la Escuela Primaria Ramón González Coro. En la municipalidad de Minas de Matahambre, Provincia Pinar del Rio.

Según relata esta profesional del arte: “En noviembre de ese año pedí a la directora del centro escolar una guitarra prestada para practicar en mi casa, un mes después, esta funcionaria y la jefa de ciclo, se personaron en mi domicilio con el fin de indagar acerca de la guitarra, porque les habían dicho que yo había vendido el instrumento musical propiedad del Estado; desmentí tal acusación, pues la había prestado a mi homólogo en la Escuela Secundaria Batalla de Montesuelo, para una actividad; al día siguiente recupere la guitarra, y la entregue en óptimas condiciones a la dirección de mi centro laboral.

Mas ahí no terminó el asunto, pues al mes siguiente me aplicaron una medida disciplinaria consistente en la separación definitiva del organismo; propuesta por la Directora Municipal de Educación; por Desvío de Recursos del Estado. Apelé mi desacuerdo en los órganos de justicia laborales y a los tribunales Supremos, y todos fallaron en mi contra, pese a que el abogado que contrate para mi defensa demostró las violaciones cometidas en el proceso.”

Asimismo subraya: “De nada sirvió apelar a la justicia revolucionaria, no se tuvo ni en cuenta que en el momento de la sanción me encontraba embarazada, el colmo es que dejaron de abonarme el salario de tres meses que me correspondía, y no me concedieron derecho a cobrar la licencia prenatal y postnatal que establece la Ley; todo se torno como una tormenta en un vaso de agua y la injusticia aún está latente pues mi bebe ahora tiene 8 meses, soy madre soltera y nuestra situación económica es crítica, ya que encontrar un empleo en mi municipio es muy difícil. Cometí el error de prestar la guitarra, es cierto; pero la misma fue recuperada y no hubo afectación económica al centro escolar; no merecía tamaño ensañamiento y falta de sensibilidad humanitaria. Ya no confío en la Revolución, mucho menos en los órganos de justicia. Aquellos dirigentes que troncharon mi vida por una guitarra; los considero extremistas y detrás de esos extremistas siempre se esconde un oportunista; sino que tire la primera piedra quien no haya pecado.”


 

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