La Policía cubana antidrogas, asesinó a golpes a un joven en plena vía pública, el pasado 31 de Octubre, en la zona de la Villa Panamericana, al este de la capital.
Hasta el momento se desconoce la identidad de la víctima y su lugar de residencia. Sobre el crimen, se ha tendido una columna de humo y prohibición estricta, con serias amenazas de encarcelamiento por parte de las autoridades policiales, bajo amenazas para quien comente, conceda declaraciones o suba a internet evidencias sobre el suceso.
En La Habana ya suman 31 los jóvenes fallecidos, en lo que va de año, por consumo de drogas, en especial la bautizada con el seudónimo de “El Ambrosio”.
Mientras otros 117 jóvenes, han quedado con secuelas traumáticas, que incluye perdida de la visión e invalides parcial de las extremidades, según destacan especialistas del Ministerio de Salud Pública, que por razones de seguridad no autorizan su identificación.
Así van las cosas en el país ejemplo y campeón en defender los Derechos Humanos. Aquí pululan los secretos de Estado, a costa de muchos crímenes impunes, muertes, droga en las calles, y extrema violencia policial, represión y terror para mantener la imagen puritana de un país “ejemplar”.