Caminando por la calle Reina, en el municipio Centro Habana, este reportero tomó impresiones de personas abandonadas, desamparadas y sin ayuda de la Seguridad Social, sus testimonios así lo revelan.
Mario Rivera Ascuy con sus 73 años de edad se posiciona cada día en los portales. “Vengo desde Santiago de las Vegas hasta aquí para que la gente me ayude a vivir. No recibo ayuda del gobierno, llevo muchos años así; tengo un soplo en el corazón, vivo con unos familiares que están llenos de necesidades y por eso el estado no me ayuda: para recibir algo tengo que vivir solo. ¿Cómo voy a comprarme mis medicinas para el corazón? Aqui estoy tirado en el piso pidiendo limosna… Esa es mi vida”, apuntó con tristeza.
Conchita, una anciana de 74 años, tiene en el pie derecho una operación de reducción y osteosíntesis, de 18 puntos, desde hace 5 años, y su organismo rechaza las láminas con tornillos que tiene puesto. Presenta una osteomielitis, que segrega materia por alguno de sus orificios; resulta impactante su herida. Ella expresó: “Salgo todos los días a buscarme el alimento con la grandeza de mi San Lázaro, pues no tengo ayuda del gobierno.Vendo bolsas ilegalmente porque tampoco me dan licencia de cuenta propista. Apenas puedo caminar. La policía me ha puesto multas de 60 pesos y cuando voy a quejarme al Delegado del Poder Popular me dice que a el no le importa nada, que cada uno se las arregle como pueda, pero que hay que cumplir la Ley.”
Finalmente hacemos una visita a la Dirección de Trabajo y Seguridad Social de Centro Habana y fuimos atendidos por una funsionaria que prefirió nó identificarse, quien declaró: “No todo el presupuesto estatal cubre las necesidades sociales, hay un sector que no recibe ayuda. Por ejemplo cuando viven con familiares es duro, porque en su mayoría son ancianos enfermos que sabemos están desprotegidos pero la propia familia (cuando evaluamos el núcleo familiar) no tienen ni para vivir ellos. Lamentamos que pasen estas cosas pero hay que cumplir con lo que estipula el Gobierno”, enfatizó.
Así se pone de manifiesto que la seguridad social cubana mantiene restricciones para otorgar subsidios a las personas necesitadas, trayendo como consecuencia la mendicidad y el trabajo ilegal; irradiando la profunda pobreza que existe en la isla.