Los directivos del Banco Central de Cuba mediante disposición oficial regulan el tipo de calzado que la población debe usar para acceder a los recintos bancarios.
Los custodios en las puertas de entrada son los encargados de hacer cumplir estrictamente esta regulación.
“Soy una jubilada de 64 años, para ir al banco debo caminar doce cuadras por lo que utilizo un calzado cómodo, recién tuve que acudir a cobrar un cheque de 95 pesos CUP. y cuán grande seria mi asombro cuando no me dejaron entrar pues andaba en sandalias.” Argumenta Margarita Mateo Palmer, vecina del Municipio Plaza en la capital.
“No me explico cómo pueden concebirse semejantes prohibiciones. Un banco no es un lugar de esparcimiento, ni un restaurante de lujo, ¿y los que somos pobres y no podemos darnos el lujo de adquirir un par de zapatos en divisas?”
Isael Mejias Zamora también opina sobre esta prohibición. Tengo 71 años de edad y soy jubilado, he tropezado con el problema de los zapatos para entrar al Banco; y no logro encontrarle lógica, a no ser que los que impusieron esa Ley no quieran ver la pobreza y miseria que agobia la población cubana. ¿Que otro sentido puede tener una medida de esta índole? A los cubanos poco nos queda para andar en taparrabos y alpargatas; no hay peor ciego que aquellos que no quieren ver.”