Miguel de la Caridad Rondón, de 55 años, es un caso social crítico. Junto a su familia, reside en calle Lealtad número 1020 bajos, entre Carmen y Figura, Centro Habana. Padece invalidez total y diabetes.
Recientemente, a su esposa Elba Flores Núñez, de 53 años, le impusieron una multa de mil quinientos pesos moneda nacional por vender javitas de nylon.
El matrimonio tiene tres hijos menores de edad que no tienen atención de seguridad social.
La señora Elba Flores, para sustentar malamente a su familia se pasea por los alrededores del Ten Cents de Monte, en la Habana Vieja, vendiendo javas de nylon.
El pasado 15 de mayo, se encontraba en el lugar mencionado, cuando fue detenida. En un carro patrullero fue trasladada para la unidad de la policía de Cuba y Chacón, donde le propinaron varios golpes que le ocasionaron hematomas en el rostro. Estuvo detenida varias horas. Antes de ponerla en libertad, le impusieron una multa de mil quinientos pesos.
Elba Flores padece de trastornos nerviosos, y presenta una hernia umbilical que brota hacia afuera.
Sus hijos duermen en el piso, y residen en una vivienda en muy mal estado, con amenaza de derrumbe.
Tienen una pensión de 200 pesos moneda nacional. De ahí tienen que comprar medicina, los alimentos, pagar el refrigerador, la electricidad, y con los menos de 100 pesos que le quedan, mantener a los niños y a su esposo inválido.
Como la multa no pudo pagarla por no tener el dinero, le fue duplicada a tres mil pesos. Según la policía, tiene que ir a prisión.
La familia ha reclamado al Consejo de Estado, y en la oficina de atención a la ciudadanía, pero la respuesta a sus súplicas dada por los funcionarios es que ellos no tienen nada que ver con eso.