En la conocida y transitada calle Obispo, esquina a Cuba, en el municipio Habana Vieja, se sienta todos los días -en un muro de la acera- para pedir limosna, Ana Lidia Henry González, de 47 años de edad, que es débil visual y se hace acompañar en estos momentos de receso escolar, de sus dos pequeños hijos, Leandro y Lázaro Michel de 8 y 10 años de edad respectivamente.
Ella vive en la Campanario #1076 entre Carmen y Rastros, en el colindante municipio de Centro Habana. Según explica tiene que pedir limosna para poder alimentarse y mantener a sus dos hijos menores, por falta de recursos. Lázaro Michel que es el mayor está en una escuela especial, porque tiene trastornos sicológicos.
Ana Lidia nunca ha trabajado por su condición de impedida visual, ella perdió la visión por un aumento de la presión ocular en ambos ojos. No tiene chequera y vive en condiciones infrahumanas, hay que destacar que no tiene –ni siquiera- una cocina para poder hacer los alimentos de la familia.
La casa en que viven está apuntalada y los techos se encuentran en peligro de derrumbe, recientemente, Ana Lidia sufrió un accidente en su vivienda, al caerle un pedazo de techo en la cabeza y tuvo un trauma craneal, por lo que hubo que intervenirla quirúrgicamente y se le puso una base de platino en el cráneo.
La Dirección de Vivienda de su localidad, no le ha dado solución a su problema; tampoco tiene la asistencia social necesaria, por lo que alega que mientras permanezca en estas condiciones seguirá en la calle Obispo con sus dos infantes pidiendo limosna, a pesar de los maltratos que con ella tiene la policía, Ana Lidia se declara una persona revolucionaria.
La Habana, 15 de julio de 2014.