A 15 kms. de Manzanillo, Granma, se encuentra “La Demajagua”, lugar donde prevalecen las ruinas históricas de lo que fuera la finca sagrada en la que Carlos Manuel de Céspedes diera el campanazo de inicio de nuestras luchas de independencia.
La localidad histórica sufre la desidia y el abandono, tal vez como muestra de cómo hasta el deber con el pasado se ha perdido, incluso en sitios donde se fundó la Patria y son merecedores de mayor bienestar colectivo. La imagen que encabeza el artículo habla por sí sola.
Danays Naranjo Blanco, residente en el lugar declara: “Aquí vivimos unas 30 familias, todas damnificadas por el ciclón Sandy, la gran mayoría perdimos nuestras humildes viviendas cuando el desastre; en ese momento los dirigentes prometieron ayudarnos y nunca más los vimos, ni un clavo recibimos del gobierno. Tuvimos que reparar nuestras casas con nuestros propios medios. Vivimos con la angustia de no tener que enfrentar un nuevo desastre. Recién en las asambleas de rendición de cuenta planteamos nuestras necesidades y el Primer Secretario del Partido en Manzanillo nos respondió que son miles los casos con afectaciones habitacionales en la Provincia y el estado no cuenta con los recursos, que entendían lo difícil de la situación pero que no podían hacer nada.”
“En este barrio no existe una sala de televisión donde podamos al menos recrearnos, tampoco se puede tener acceso a los productos de alimentación. La única opción es trasladarse a Manzanillo; el colmo es que no hay un transporte para que los estudiantes puedan viajar a sus escuelas y si te da un dolor a media noche tampoco hay un vehículo para trasladar el enfermo. Aquí se acuerdan de La Demajagua cuando va llegando la efemérides o las votaciones para delegados que ni conocemos y nada resuelven… Si Carlos Manuel de Céspedes resucitara moriría de infarto al ver tanta desidia y desamparo”, concluyó esta genuina cubana que expresa su dolor por tantos valores humanos pisoteados.