Martes , 27 Junio 2017

Medicina política

Eduardo Fonseca Hernández, es un hombre de la tercera edad, ya tiene 60 años. Él es vecino del poblado Altos de Jo, en Campechuela, provincia Granma.

Trabajaba en la Sala de Televisión de Juasacama, pero en el año 2012, por la aplicación de un programa de reducción de plantillas, orientado por el régimen, perdió su vínculo laboral.

Debido a que padecía de un síndrome de compresión radicular, por posible hernia discal, ya que habías sufrido un accidente al caerse de un techo, además de cardiopatía y enfisema pulmonar, lo que lo limitaba de realizar otros tipos de trabajo y a no tener posibilidades de sustento para su familia formada por su esposa y dos hijas; fue atendido por un trabajador social nombrado Rafael y le concedieron una ayuda de 158 cup. Pero al cabo de un año le fue suspendida, dado que tenía que ser evaluado por una comisión de peritaje médico.

La Dra. Ibis Mayle Ríos Leyva médico de familia del consultorio No. 14 con registro profesional 144281, lo remitió al ortopedista de Campechuela, Dr. Héctor Montoya Cabrera, quien le indicó una resonancia magnética y a su vez lo envió al hospital Celia Sánchez Manduley de Manzanillo.

Allí fue consultado por el Dr. Manuel José Pérez Chávez, especialista de segundo grado en ortopedia y traumatología, además de profesor auxiliar, y con registro profesional 22922; quien refutó el diagnóstico inicial y emitió uno con la impresión diagnóstica de espondilo artrosis lumbar con estenosis raquídea, asociado a crisis de dolor. Le impuso tratamiento médico y lo remitió al fisiatra.

El Dr. Pérez Chávez no le autorizó la realización de la resonancia magnética y se negó a pasarlo por el peritaje médico, expresándole “que no lo hacía por ser su hijo un alto funcionario gubernamental de la provincia y que él como padre debía de cuidarlo”.

Eduardo quedó perplejo ante semejante respuesta y le preguntó como paciente que tenía que ver su enfermedad  con el hijo dirigente. El médico no le respondió y no le quiso dar un turno de reconsulta.

Por lo tanto ahora Eduardo Fonseca Hernández perdió su ayuda social, no tiene diagnóstico definitivo ni un tratamiento médico. Él y su familia atraviesan una precaria situación social ocasionada por la negativa del Dr. Pérez Chávez, que no quiso emitirle el certificado y pasarlo a la comisión de peritaje médico, ni concluir el estudio del paciente y justificó su postura con incongruentes alegatos políticos.

Nadie  ha sido capaz de descifrar lo que quiso decir el facultativo con respecto a su hijo, quizás el lector lo entienda, pero todo parece indicar que fue un mensaje político.


 

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