Manzanillo, en la oriental provincia Granma, es un municipio productor de arroz y por ello existen varios molinos que queman la paja de ese cereal en grandes cantidades; lo que trae consecuentes daños, tanto ecológicos como a la salud de la población manzanillera.
Ello ha motivado constantes quejas por parte de la comunidad, a las que autoridades del régimen han respondido que dada la importancia económica que representa esta actividad tanto municipal como nacional, no la pueden frenar, pero tampoco ofrecen soluciones para evitar las nefastas consecuencias que provoca este malsano proceder.
Son innumerables las personas tanto niños como adultos, que vienen presentando enfermedades respiratorias y oculares y otros han tenido que ser ingresados en los centros de salud de la ciudad, con afecciones a causa de las cenizas que pululan en la atmósfera manzanillera, que provocan una amplia neblina mortífera en la ciudad.
Pero el pasado 30 de enero los hechos acaecidos causaron consternación y dolor en varias familias, pues tres niños nombrados: Luis Cartaya Carralero, Eliecer Alexander Rodríguez Carralero y Juan Gabriel Reytor Téllez, se dirigieron al molino arrocero Julio Zenón ubicado en las calles Carmen Final y Litoral, donde labora el padrastro de uno de ellos nombrado Luis Vega.
Los muchachos encontraron un sitio para jugar en los enormes promontorios de paja de arroz quemada, en donde no existen señalizaciones de advertencia de peligro que impidan el acceso al lugar y mucho menos un vigilante para esos menesteres. Los infantes, ajenos al riesgo existente, se subieron sobre las lomas y comenzaron a hundirse en esa ardiente paja, lo que les trajo como consecuencias que sufrieran quemaduras importantes.
En estos momentos Luis está convaleciente en su casa con tratamiento médico y curas, pero Eliecer Alexander Rodríguez tiene quemaduras de 6% y está reportado de cuidado; y Juan Gabriel Reylor con 15 % reportado grave. Ambos tuvieron que ser ingresados en la sala 2B del segundo piso del Hospital Celia Sánchez Manduley, pues el Hospital Infantil Hermanos Cordovés, no cuenta con Sala de Quemados.
Es importante destacar que en Manzanillo han existido con anterioridad otras personas afectadas e incluso algunos sufrieron amputaciones de algún miembro.
Esto ocurre por la indolencia de las autoridades municipales, por no actuar con premura y diligencia para tomar medidas efectivas que eviten estos hechos lamentables, que pueden dar al traste con vidas humanas y afectan a todos los pobladores de la ciudad, incluyendo estos niños que encontraron en este lugar el entretenimiento infantil.
Manzanillo, 5 de febrero de 2015.