Desde la prisión Combinado del Este, en la Habana, informó el preso Daniel Pérez Díaz sobre la situación crítica de los enfermos en dicha prisión. Familiares de presos enfermos con la epidemia desesperados han corroborado estas informaciones por vía telefónica, pero piden no ser mencionados para evitar represalias contra los internos.
El día 16, falleció el reo Yamil García Benítez, de 39 años de edad. El preso era obeso, y desde hacía días se sentía muy mal, y pedía desesperadamente asistencia médica al capitán Riquelme, refirieron sus compañeros de celda.
Este preso extinguía una sanción penitenciaria de 20 años. Falleció en horas de la madrugada en el edificio antes mencionado, acostado en su cama.
Después de dos días de su muerte, todavía el personal médico, los carceleros oficiales y el capitán Riquelme, niegan que el preso haya muerto de cólera, manifiestan que murió de un infarto al corazón, y que era un descarado.
La madre de Yamil García, Rigoberta Benítez, ha advertido que va a denunciar ante la opinión pública internacional la mentira de las autoridades penales.
El día 17 fue hospitalizado el interno conocido como Vitico, quien se encontraba deshidratado y vomitando la sangre, con posibles síntomas de cólera, después de permanecer más de tres días con los síntomas en el edificio uno, compañía 1409. Al reclamar asistencia médica el preso, el capitán Riquelme le dijo que no lo llevaría al médico, y que ahí se iba a morir. Así ocurrió: Vitico falleció horas después de ingresar.
Según la fuente y varios familiares de presos, han impuesto medidas drásticas a toda la población penal, han prohibido la entrada de comidas y líquidos al área de visita por parte de los familiares, argumentando que la enfermedad proviene de los alimentos que traen los familiares.
Aseguran las fuentes que la comida que les están suministrando a los presos, está mal elaborada y en pésimo estado. A los enfermos se les da plátano hervido, arroz blanco o congrí, con todo tipo de suciedad y pan viejo.
El día 16 a las 8 y 30 de la noche se le dio a los presos el famoso pedacito de pollo que les toca una vez al mes. El pollo era frito, para ocultar la masa verde y con peste. A los internos del cuarto sur, que padecen de varias patologías, se les dio huevo frito con pedazos de cáscara adentro.
Los carceleros se burlan de los reclusos y les dicen que esta es comida militar, sana y nutritiva.
Debido a esta comida en mal estado, el día 17 tuvieron que sacar del edificio a más de 40 internos, todos graves, con diarreas. Fueron ingresados en el HNR. A los mismos se les asignó una compañía.
Varios de los presos que fueron llevados con los síntomas del cólera al HNR, dijeron cuando fueron devueltos a los destacamentos que el jefe de los médicos, médicos y enfermeras, advirtieron que solamente hospitalizarían aquellos que estén deshidratados, ya graves de muerte, y con saliva seca. Así expresó el preso Noel Fernández Hernández, de la compañía 1413, quien fue testigo de estas palabras.
El día 18, a este mismo preso, el mencionado capitán Riquelme se le acercó y le preguntó qué hacía él en ese estado de salud tan crítico, el preso le dijo que él sabía que él tenía síntomas de diarrea agudas con sangre y fiebre desde el día 15.
El preso fue remitido al HNR a las 12 del día, y el médico a cargo de la sala le dijo que no tenia donde ingresarlo, siendo ubicado en la celda donde se encuentran los 39 presos. Refiere que están defecándose en las camillas, en condiciones infrahumanas, sin asistencia médica.
El médico de guardia le suministró tres tabletas de tetraciclina y lo regresó al edificio. A las 8 de la noche fue vuelto llevar el preso al HNR. Antes de llegar al hospital fue maltratado por Riquelme, quien le propinó una patada por el pecho tirándolo al piso.
Ya estando Noel Fernández en la compañía de Daniel Pérez, decidió declararse en huelga de hambre. En horas de la tarde del día 18, Riquelme ordenó que le pusieran las esposas a Fernández, luego lo arrastraron por el pasillo y lo condujeron a un área de castigo hasta que se muera.
Hasta ahora no se conoce ningún caso del MININT, médicos, ni enfermeras, con la epidemia. Se pudo conocer pon un carcelero que a ellos se les dan unas tabletas de antibióticos cada dos días, pero a los presos se les suministran 3 tabletas cada 15 días.
El 8 del presente mes le dieron a cada preso tres tabletas y el día 19 le dieron tres tabletas más.
También se supo que la comida que les dan a los carceleros está bien elaborada.
Los familiares de los enfermos se han dirigidos a todas las instituciones gubernamentales, a la Dirección de 15 y K, atención a la ciudadanía del MININT, y otras, pero los funcionarios militares les dicen que en la prisión no hay cólera, sino que una leche con chocolate que tomaron les provocó los cuadros diarreicos a los 160 presos enfermos.