En Cuba, el tema de la equidad social en los programas que impulsa el gobierno ha estado siempre en el centro del debate de la sociedad.
En la Habana, la capital de la isla, siempre se han concentrado los mayores recursos, mientras en las provincias y municipios del interior se acrecientan las grandes desigualdades.
Muchas personas en el mundo creen en los cuentos de hadas que el régimen cubano difunde en cuanto a la justicia y los logros del Sistema Social que imponen antidemocráticamente.
Traigo a colación algunas evidencias que demuestran la enorme y desigual brecha que sufre la población cubana.
Santiago Blanco Santos, vecino de la comunidad “Las Pulgas”, municipio Najasa, Camagüey, avala los servicios de salud en esa Provincia de pésimos e inhumanos. Según refiere: “A mi esposa, que en paz descanse, le diagnosticaron cáncer, un linfoma no Hodkin, según los médicos del hospital oncológico provincial “Madame Curí. No fue fácil, los maltratos y la falta de voluntad humana que tuvimos que enfrentar. La escasez de medicamentos y accesorios médicos.”
“La batalla por la vida de mi esposa duró 16 meses, en tres ocasiones la desahuciaron y solicité me concedieran los medios para trasladarla al instituto Nacional de Oncología y Radiología en la Habana, y me lo negaron. Para que tengan una idea, a ese hospital hay que llevar avituallamiento, ventilador y hasta el cubo para el aseo del paciente, también la comida del enfermo pues allí la alimentación es pésima. Lo más doloroso es la falta de sensibilidad y amor de médicos y enfermeras. A mi esposa la dejaron morir… a pesar de todas las viandas, gallinas y carneros que me vi precisado a regalar en busca de una esmerada atención. Los buenos médicos y la tecnología están en la Habana; para acá todo es un desastre y no respetan ni el más mínimo derecho a la vida. Por desgracia somos guajiros pobres y no tenemos ningún padrino en el gobierno o las Fuerzas Armadas”, enfatizó para concluir.
Mirtha Meneses Rio todavía siente el dolor por la pérdida irreparable de su madre producto a una negligencia humana que quedó en la total impunidad. Según refiere:
“El día 5 de Noviembre 2015 acudí con urgencia al cuerpo de guardia del hospital de Florida, municipio donde resido, luego de que mi anciana madre ingirió por error un medicamento que le provocó una reacción adversa (hidrocortisona). A pesar de la gravedad del caso tuvimos que hacer la cola y cuando ya nos tocaba ser atendidas, el médico de guardia se fue a comer… Tristemente mi pobre madre no resistió la falta de asistencia médica, la carencia de entrega y dedicación, la ausencia de amor y empeño por esa noble tarea de salvar vidas humanas”, concluye, desconsolada por la perdida.
Y desde Baire, municipio Contramaestre, Santiago de Cuba, Ernesto Garcés Leiva hace un llamado de auxilio al mundo solicitando un medicamento (Vigabatrina) que consume su hija y es indispensable para su vida.
“Mi niña de cinco años padece de una enfermedad llamada síndrome de West y ese medicamento anticonvulsionante no le puede faltar y hace tres meses no llega a la farmacia que le corresponde, la única alternativa es la farmacia en divisa y acá en el Oriente del país está también en falta…Viajé a la Habana y allá no quisieron venderme el medicamento por falta de jurisdicción; es decir, que los orientales no tenemos derecho a los servicios de salud en la capital. Nadie se conmovió ante mi dolor, ni aun cuando se trata de la vida de una inocente. Dónde está el humanismo y la Solidaridad de la que tanto se vanaglorian estos comunistas?”, culminó este padre desesperado y colmado de impotencia ante la indolencia del Sistema que dice ser ejemplo de salud mundial.