A principios de noviembre del pasado año, un grupo de migrantes cubanos vio interrumpida su marcha a EE.UU. cuando Nicaragua cerró su frontera con Costa Rica.
Eso tras criticar a las autoridades de Costa Rica por permitir el ingreso forzoso de miles de cubanos indocumentados, la mayor parte de ellos procedentes de Ecuador.
El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, realizó una visita a La Habana (capital) donde sostuvo un encuentro con su homólogo cubano, Raúl Castro, y abordó el caso de los inmigrantes cubanos varados en el territorio costarricense.
La situación de miles de personas se ha ido convirtiendo en un auténtico drama que ha llegado incluso a centrar una reunión del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el marco institucional que agrupa a los Estados de esa región.
Mientras más de 7500 migrantes de la isla caribeña aguardan en Costa Rica para seguir su accidentado viaje hacia Estados Unidos, Cuba continúa denunciando el cinismo de la política de Washington, que convierte en “refugiados políticos” a quienes no lo son, al amparo de la Ley de Ajuste Cubano.
Para José Luis Torremocha, periodista y analista internacional, “la solución es regional y el origen de los problemas es la Ley de Ajuste Cubano y las leyes migratorias de EE.UU. Lo que debe primar es la urgencia y la colaboración de los vecinos de Centroamérica”.
Mientras, Guillermo Cortázar, presidente de la Fundación Hispano Cubana considera que “el origen del problema es la precariedad y la dictadura en Cuba, un país con tales fracasos es lo que empuja a la gente a salir”.
Según el periodista Alejandro León, “las razones por las cuales se ha producido esto son históricas. Lo primero es la situación económica”.
Para Elena Larrinaga, presidenta del Observatorio Cubano de Derechos Humanos “este drama ha empezado desde los inicios de la revolución. Hay que conocer el origen y la naturaleza de la Ley de Ajuste Cubano”.