Martes , 27 Junio 2017

Si tuviesen una pizca de vergüenza renunciaban ya

En Pleno del Comité Central del Partido único que oprime a la nación cubana, reconocen que cinco años después solo han implementado el 21 % de sus lineamientos para “actualizar su fallido modelo económico”.

Nos impusieron el modelo económico más eficiente en generar miseria, cinco décadas después “se percatan de que no funciona” y deciden remendarlo. Pasados cinco años nos dicen que solo han conseguido poner el 21 % de los parches planificados. ¡Y no hablemos de la calidad de ese por ciento de remiendos y zurcidos!.

Han sido tantas las burlas de este tipo que la mayoría de los cubanos han llegado a verlas como algo normal. O por lo menos a fingir que así lo ven. Recordemos una que pienso merece el gran premio: “entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabia de socialismo o que alguien sabia de cómo se construye el socialismo”. Esto dijo Fidel Castro el 17 de noviembre de 2005 en el aula magna de la universidad de la Habana, cuarenta y cuatro años después de que nos impusieran un régimen “Marxista-Leninista” y nos dijeran que íbamos hacia la sociedad comunista, una especie de “Paraíso en la tierra”, según su propia propaganda.

Si estos individuos que tiranizan a Cuba tuviesen una pizca de vergüenza, no habrían llegado tan lejos con su proyecto de destrucción de la nación. Hace mucho tiempo hubiesen renunciado. No hubiesen mentido tanto, no habrían causado tanto daño y no hubiesen cavado una tumba tan profunda, histórica y moralmente, como han cavado para sí mismos.

No son remiendos, curitas o aspirina lo que necesita nuestra patria. Cuba necesita profundos cambios ya. Necesitamos que se respeten las libertades de expresión, prensa, asociación, reunión y manifestación pacificas; necesitamos todas las libertades económicas que han hecho a otras naciones prósperas, necesitamos elecciones libres, plurales y competitivas. Cuba necesita poner fin al modelo castro-estalinista.

Por suerte crece el número de los que nos indignamos ante estas burlas y luchamos por ponerles fin, y sobre todo, por tener una Cuba democrática donde podamos elegir a dirigentes responsables que trabajen por el bienestar de todos. Dirigentes que no necesiten medio siglo para darse cuenta de qué es lo que hay que hacer para que el campo produzca malangas, las gallinas pongan huevos y las vacas den leche, y estén a buen precio en los mercados. Dirigentes, que si no cumplen con lo prometido en sus programas electorales podamos cambiarlos y elegir a otros.


 

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