El suicidio sigue siendo la principal causa de muerte en el interior de las cárceles cubanas.
Los reclusorios de mayor incidencia son los llamados “Sidatorios” (Centros penitenciarios para pacientes de VIH-SIDA) donde los confinados son víctimas de la xenofobia discriminatoria de militares, y del personal de salud encargado de su atención.
Desde el Sidatorio ubicado dentro de la Prisión Kilo-9, en la provincia de Camagüey recibimos testimonios de pacientes que descartan ser víctimas de tratos crueles, inhumanos y degradantes, especialmente del derecho a la vida.
Willian Peña Cruz, de 36 años de edad nos refiere vía telefónica de las injusticias a las que son sometidos: “En lo que va de año, se han suicidado dos enfermos y nueve han sido sorprendidos en el intento, a diario son múltiples los casos de auto- lesiones, producto a la impotencia y el estrés que genera la tortura y la violencia a la que somos sometidos; a eso se suma la falta de medicamentos y la desnutrición por carencia de alimentos proteicos, causa por la que unos 70 enfermos enfrentamos sistemáticas recaídas con incremento de carga viral, el personal de salud se subordina a las autoridades, violan los tratamientos médicos orientados por los especialistas, se roban los pocos alimentos que asigna el Estado, y también escamotean los medicamentos. Estamos desamparados, no hay quien escuche nuestros reclamos. Estamos condenados a muerte por partida doble”.
También accedió a describirnos su situación el paciente Yordanis Tamayo Aldana, de 31 años de edad. Confinado en el citado antro carcelario, nos cuenta: “Muchos están perdiendo la ilusión de seguir viviendo, hay que ser muy fuerte de espíritu para soportar toda la barbarie discriminatoria a la que nos enfrentan a diario; por lo mas mínimo te dan una paliza y te aíslan, te incomunican en una celda de castigo. Si te declaras en huelga de hambre por reclamar tus derechos, te crucifican en la reja y te torturan con golpes seguidos de cubos de agua fría, todo esto al desnudo pues nos quitan la ropa para menoscabar nuestra dignidad, que te sientas más indefenso. La dieta alimentaria es constantemente violada, picadillos en estado de descomposición; emplean el hambre como método de castigo”.
“Yo soy un caso de desnutrición extrema, peso 45 kilogramos, la verdad es que nos están asesinando lenta, sutil y premeditadamente. Torturar enfermos es obra de asesinos sin ningún tipo de escrúpulos, es evidente que se nos niega el derecho a la vida, desgraciadamente la OMS y los organismos internacionales de DDHH se hacen cómplice de todos estos crímenes, validando lo que el régimen les muestra, y le conviene que vean. La cruda realidad dentro de las Prisiones no le importa a nadie, como si los presos no fuésemos seres humanos y tuviésemos los mismos derechos, como si nuestra vida no tuviese valor por habernos contagiado con SIDA”.
Esta es una dura realidad.