Conozco un hombre que está preso por un delito de asesinato que no cometió.
Alberto González Meneses es un amigo de mi madre y mío, al cual le agradezco mucho de cuando estuve en la Prisión de Mujeres de Occidente ¨Manto Negro¨.
Era quien llevaba a mi madre todos los miércoles a la visita familiar. No tenía miedo de que tomaran represalias contra él.
Ingrese en dicha prisión el 23 de abril de 2010. La tarde del 24 de abril, Albertico, como le decimos, llevó a mi madre en su carro Lada. Mi mamá estaba muy mal, ella le mintió a la carcelera y le pidió que él entrara para que la ayudara con las cosas. Cuando me bajan, el me dice prima, y no entendí lo que me quiso decir. Lo saludé y fui directo para donde estaba mi madre. La carcelera me preguntó que quien era él, y le contesté que era un amigo de la familia. No pasó 30 segundos que se pararon frente él más de 8 carceleros(a)s, y lo sacaron.
Otra anécdota sobre él. Cuando mi amigo entrañable Luis Cino, escritor, periodista independiente, y sub director del periódico independiente ¨Primavera Digital¨, fue una mañana de miércoles a la visita familiar, (estaba puesto en la tarjeta de visita), le dijeron que yo no tenía visita de amigos. Como Luis no pudo entrar, se quedó en las afueras de la prsisión, esperando a que llegara mi mamá. Me contó Cino, que cuando le dijo a mi mamá que me hiciera llegar algunas cosas que él me había comprado, mi madre, que tenía mucho miedo y estaba coaccionada por las ratas de la Seguridad del Estado, le dijo que ella no me conocía, y le viró la cara. Pero Albertico se arrimó a Luis y le dijo: “por ahí viene el padre de Dania”. Fue cuando Luis le dio a mi papá lo que me llevaba. Después, Luis y Albertico comenzaron a conversar. Al rato, unos carceleros los condujeron a ambos a una oficina donde los interrogaron.
Albertico es un hombre que se busca la vida honradamente. Tiene una moto y un carro Lada. Con su esposa e hija vivía, sin tener problemas de ningún tipo con la justicia.
Pero la vida le jugó una mala pasada. O mejor dicho, las ratas de la policía y de la Seguridad del Estado le jugaron una mala pasada.
Me contó mi mamá que la esposa de Albertico, María del Carmen Caballero García le contó que dos jóvenes que residen en la provincia de Las Tunas, habían alquilado un carro Lada, en la provincia de Cienfuegos, y al dueño lo asesinaron. El carro fue traído para la Habana y se lo empeñaron a Albertico, que conocía a uno de ellos.
Antes de este hecho, uno de los jóvenes ya había venido a la Habana con una moto y en El Cotorro, estuvo indagando quien empeñaba motos. Un vecino que conoce a Albertico lo oyó, y le dijo que él no tenía el dinero pero que lo llevaría a una persona que le daría el dinero que pedían. El vecino fue a ver a Albertico. Este guardó en depósito la moto hasta que le devolvieran el dinero.
Pasados quince días, el joven fue y le entregó el dinero a Alberto González.
El día 5 de noviembre, después de haber hecho el empeño del Lada, cuando Alberto González se estaba mudando para una casa que había comprado, la policía del municipio se personó en su vivienda, sita en calle 26 A entre 63 y 65, reparto Torrente, y le comunicó que estaba detenido por los delitos de asesinato y robo de un carro.
Alberto González Meneses fue conducido para el Departamento Técnico de Instrucciones de 100 y Áldabo. Los asesinos estaban allí detenidos. En el careo ellos declararon que él no tenía nada que ver con el asesinato.
Ahora González Meneses, quien no tiene absolutamente nada que ver con el asesinato y el robo del carro, se encuentra en una celda de castigo aislado con otros asesinos, en la prisión de Ariza, provincia de Cienfuegos, acusado del delito de asesinato.
Su esposa, María del Carmen Caballero García, tuvo que solicitar un abogado en Cienfuegos donde se encuentra recluido.
El abogado Humberto Walter ha solicitado dos cambios de medida. El primero fue denegado por el fiscal. Ahora espera respuesta del segundo.
Cuando su esposa fue a visitarlo con su niña, Albertico fue sacado esposado con las llamadas Shakira (esposado de manos y pies a la cintura). Dijo que hace unos días le dio un fuerte dolor en el pecho y los carceleros se demoraron en sacarlo, porque según ellos no sabían dónde estaban las llaves.
Refiere su esposa que se encuentra en condiciones infrahumanas.