No tienen “reminiscencias del pasado”. No fueron afectados por las medidas confiscatorias inmediatas al triunfo de los barbudos. Cuando nacieron, ya era viejo el proyecto de construcción del paraíso del proletariado en Cuba. La dictadura batistiana era una fría lección de la historia negra del país. El estado socialista asumió por completo su educación dentro del marco de valores del “hombre nuevo”. Antes de mudar los dientes ya habían jurado ser “como el Che”. Sus oídos nunca escucharon una sola palabra que no fuera encomiástica para las figuras de Fidel y Raúl Castro, del desvelo de estas personas por la felicidad del pueblo cubano.
Pero algo falló.
Como “no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”, Miguel Ángel Tamayo Frías, Vladimir Ortiz Suarez, Ernesto Tamayo Guerra y Leonardo Paumier Ramírez, en un lento y progresivo proceso de toma de conciencia, decidieron renunciar a vivir en la simulación, el doblez y la cobardía impuestos por los falsos redentores.
Pero a su objeción de conciencia no le bastaba alimentar el rescoldo de la rebeldía en lo hondo de sus pechos. Los gritos de sus corazones tenían que traducirse en acciones, en consecuencia con el legado de otras generaciones que dignificaron la historia cubana irguiéndose frente a regímenes de fuerza. El ejemplo de otros jóvenes, simbolizados por Frank País García –cuyo nombre perpetúa la Fundación homónima que representan en la isla- prendió con fuerzas en su determinación de actuar para que a Cuba regrese la democracia, truncada en marzo de 1952.
Con la mayor discreción, el 13 de junio de 2014 coordinaron una acción cívica en plena calle Galiano, junto a Melkis Faure Echevarría y Sonia González Mejías, en horario de mayor presencia de peatones. Repartieron discos y proclamas, y luego desplegaron carteles demandando respeto a los derechos humanos, mientras gritaban reivindicaciones como en su momento hicieran los hoy octogenarios dictadores isleños. Fueron reprimidos con saña, sin atender a que por sus edades califican como nietos, o casi biznietos, de la revolución.
El mismo día que el dictador Fidel Castro cumpla 88 años, estos valientes jóvenes cumplirán dos meses de incalificable encierro, para escarnio y vergüenza de este grupo de poder, cuyo apego al timón del estado le compele a cometer los crímenes que sean precisos.
Convencido de representar el sentir unánime de los 1 480 cubanos y cubanas que exigimos un cambio de régimen a través del Proyecto Cuba EXIGE, convoco a la dictadura castrista a demostrar que no le teme al ejercicio de la libertad de expresión por parte de la ciudadanía, poniendo en libertad a los 114 compatriotas encarcelados por motivos de conciencia.