A la abuela Dolores a quien habitualmente le compro el café de la mañana, hoy la encontré llorando desconsoladamente, al preguntarle el motivo de su aflicción, afirmó sollozando…”Los inspectores no me dejan vivir”, y me narra entonces más de un incidente con estos funcionarios, a los que sin medias tintas cataloga de “abusadores y bandidos”.
La queja la estoy escuchando de manera reiterada, sobre todo con los trabajadores por cuenta propia y una gran mayoría de personas de la tercera edad que enfrentan el desamparo de la Seguridad social cubana, y no les queda otra solución que acudir al trabajo ilegal o la mendicidad.
Flora Álvarez González con 71 años de edad manifiesta al respecto: “Salgo todos los días a vender javitas (bolsas nylon) ilegalmente, pues no tengo ayuda del gobierno y no me dan Licencia como cuentapropista pues soy impedida física, como ve apenas puedo caminar. Los inspectores me ponen multas de 60 pesos, lo que me obliga a redoblar mi lucha por sobrevivir. ¿Compasión? Esa gente no tienen sentimientos, lo de ellos es cumplir el plan de multas y la forma más fácil es ensañarse con los débiles, con los pobres y desposeídos de la sociedad”.
Varios son los criterios de la población en este sentido.
“Por qué caerle arriba con saña a un anciano desamparado que trata de sobrevivir o a un carretillero, u otras actividades desempeñadas por el cuentapropista, cuando en las instituciones del estado pululan las violaciones, los maltratos y el engaño a los consumidores, amén de la corrupción y otras causas que ameritan ser reprimidas”. Argumenta Pablo Muñoz, un jubilado al cual la necesidad de sobrevivir en medio de una economía que cada vez demanda más ingresos diarios, lo hizo salir a las calles a recoger latas vacías o cualquier material reciclable. Los servicios no estatales forman parte de la sociedad cubana y surgió porque la economía del país lo necesita y la realidad devastadora del sistema imperante lo impuso como alternativa viable… ¿Por qué caer en la injusticia social y la degradación? Por qué reprimir con saña al sector privado, cuando el sector estatal no es ejemplo? Considero que por razones obvias debe existir, al menos, cierta equidad.”
Es cierto que los cuerpos de inspectores están diseñados para hacer cumplir lo legislado. No obstante, hay que tener en cuenta que quienes sienten el peso de la ley son personas que merecen respeto, la sociedad cubana ya no la engaña nadie, mucho menos cuando se trata de extremismo, ya lo dice el viejo refrán…”Debajo de la piel de un extremista siempre se esconde un oportunista”.