En la prisión de Quivicán, en la provincia de Mayabeque, el preso político Osvaldo Rodríguez Acosta dijo por vía telefónica que hubo 53 casos con cólera ingresados desde el pasado 16 de septiembre, entre ellos varios críticos que tuvieron que ser trasladados para el Hospital Nacional Recursos de la prisión del Combinado del Este.
En los días que estuvieron ingresados, según la fuente, tuvieron represión por parte de los carceleros, y jefes, Aroide, jefe de orden interior, Inaudi, carcelero, el coronel Quintana, quien golpeo fuertemente al reo apodado Guagui, el carcelero Biscet quien le propino varios trompones en el rostro al reo Agustín López esposado.
Los presos ingresados protestaron por los maltratos y por los alimentos mal elaborados, y con gusanos, como los seriales, y el pan, el yogurt se los bautizaban con agua. El agua que le daban hervida se la daban caliente, sin refrescar.
Entre los protestantes se encontraron, Eugenio Sierra Ortega, José Manuel, Francisco Hernández, y Alexis Pupo Verdecía.
En el caso de Eugenio Sierra, en los días 27 y 28 de septiembre, lanzó carteles hacia el patio en protesta de la mala atención a los presos.
A los enfermos le suministraron una vez, tres tabletas de antibiótico de Doxifilina. Según expreso Osvaldo Rodríguez, ¨que aquello fue un caos¨.
El día 29 fueron dados de altas la mayoría de los presos, cuatros quedaron ingresados por ser los últimos en descubrirse la epidemia, y un militar. Otros los trasladaron grave para el HNR.
En la supuesta limpieza que realizaron en los destacamentos, encontraron cuatro ratas muertas en los tanques de agua potable, los destacamentos continuaron en condiciones infrahumanas. Y a los presos no ingresados les suministraron alimentos en mal estado para justificar la epidemia.
Desde la prisión nacional del Combinado del Este, en la Habana, informo el preso Juan González Silveira, la epidemia desatada de gusanos muertos, y la mala alimentación.
Según la fuente, en el edificio dos se fumigó el pasado viernes y en el tercer piso, la fumigación provocó que cayeran del techo manadas de gusanos muertos encimas de los presos que se ocultaban desde mucho tiempo.
Esto se debe a las filtraciones de aguas potables que produjeron con el paso de los años moho. Los presos, para no mojarse tienen puestos tenderas de nylon.
Además, en el mismo edificio, pero en el primer piso, estos insectos cayeron en el destacamento improvisado por el jefe de la prisión para los ingresos de cólera.
A pesar de la infección que a caído en la prisión, la comida que les están suministrando a los presos es carne de cerdo en mal estado, podrida y con partes verdes.
También en el edificio uno continúan los salideros en grandes cantidades de aguas albañales.
El sábado aumentó a 14 casos más de la epidemia antes mencionada.