En conferencia de prensa ayer en La Habana, el Ministro de Relaciones Exteriores del régimen unipartidista de la familia Castro, Bruno Rodríguez, dijo agradecer la mediación del Sumo Pontífice en el proceso de diálogo con el gobierno de EEUU y los gestos del mandatario estadounidense a favor del levantamiento del Embargo. Esto dijo en larga intervención donde también, como es característico en estos regímenes antidemocráticos, culpó a Occidente de muchos de los graves problemas del mundo actual, principalmente responsabilidad de gobiernos enemigos de la libertad y los derechos humanos, como el que él representa.
Bruno Rodríguez sabe que el régimen que él representa le pone las cosas muy difíciles hasta al mejor de los mediadores y que le agota la paciencia hasta al más generoso de los gobernantes del mundo libre, que sea verdadero amante de la democracia y del respeto a los derechos humanos.
Con las flagrantes violaciones a los derechos y libertades fundamentales del pueblo cubano, con las crecientes acciones represivas contra los demócratas de la Mayor de las Antillas y con la casi nula voluntad para emprender verdaderas reformas que saquen a la nación de la grave crisis en que la han hundido, ¿qué argumentos le dejan al Santo Padre para que este pida al Presidente Estadounidense que continúe trabajando por el fin del Embargo? ¿Qué ofrecen a Barak Obama para que este convenza al Congreso de que vale la pena poner fin a las sanciones económicas contra el único régimen unipartidista del Hemisferio?
Para el Papa Francisco, Obama y toda persona de respeto, cuidadosa de su imagen, debe resultar muy difícil tratar con el régimen de los Castro: tienen una visión muy torcida de la realidad, siempre quieren demasiado a cambio de nada o de muy poco y nunca son de fiar. Todo cuanto hacen va en función de mantener su total y abusivo control de la sociedad, o por lo menos que no ponga en riesgo dicho dominio.
Lo mejor para todos, para el pueblo cubano, para la Iglesia, para el pueblo y gobierno de EEUU, para el Continente y hasta para la familia Castro y su Canciller, es que Cuba pase de ser un país bajo una férrea dictadura a ser una nación donde se respeten todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Todos sabemos quiénes son el gran obstáculo. Todos conocemos quienes son los principales responsables de la opresión y la miseria que sufrimos los cubanos y que se ha extendido a Venezuela.
Para hacer lo correcto, para hacer el mayor bien, además de buena voluntad y de estar bien informado, hay que saber enfrentar con firmeza a quienes crean las mayores dificultades, e identificar y apoyar con determinación a quienes, desde posiciones muy difíciles, con abnegación y coraje, defienden los valores más avanzados y que mejores resultados han dado por todo el planeta y mayor felicidad han proporcionado a la especie humana.
La Habana, 17 de septiembre de 2015.