Martes , 27 Junio 2017

Desde las prisiones

Desde la prisión provincial de Kilo 7, en la provincia de Camagüey, reportó el preso Enrique Bartolomé Cambara Díaz que el pasado 4 de septiembre, a las 7 de la mañana, el reo Yasmani Hernández Fernández,, de 24 años de edad, quien se encuentra en el cubículo 9, de medida de seguridad,  fue abofeteado por el carcelero Roberto. Luego, con la ayuda del carcelero Rodolfo, y otros que no se identificaron, se abalanzaron hacia el reo, y lo esposaron por las manos en la ventana del cubículo. La agresión contra el reo fue por que el preso tocó la puerta para avisar que el cubículo  estaba inundado de agua.

A las tres de la tarde del día 5, el reo antes mencionado fue esposado con las dos manos hacia atrás y nuevamente golpeado por el carcelero y segundo jefe de unidad Elio Peña Piña.  Al gritarle criminal, entre otras frases, la fuente, se llevó el carcelero al reo para la celda de castigo, donde lo volvió a golpear  y  lo esposó de manos y pie, desde la puerta hasta la cama, y en esa despiadada tortura lo mantuvo toda la noche. El preso gritaba de dolor y hambre, y así permaneció hasta el día 6, hasta las 10 de la mañana.

En la prisión de mujeres del Guatao, situada al oeste de la capital, el pasado 5 de septiembre, le fue propinada una golpiza a varias presas, entre ellas Kirenia, Leivis González Trían. En la golpiza participaron el segundo jefe de de unidad, el mayor Israel, la jefa de orden interior, Irene y la jefa de la mesa de control,  Soleni.

La presa Aida Valdez Crespo, salió en defensa de las presas, y también fue golpeada severamente. Todas están en las celdas de castigo de la prisión de mujeres Manto Negro.

En la prisión para enfermos del VIH-SIDA, en la provincia de Villa Clara, los presos se auto agreden en protesta por  las malas condiciones de vidas a que están sometidos y por las golpizas que le propinan los carceleros donde los dejan con laceraciones y hematomas sin ser atendidos por los médicos.

Cuando se auto agreden, los dejan desangrarse, los cosen dentro de la prisión y no les dan asistencia especializada para no tenerlo que comunicar a la delegación  provincial de Cárceles y Prisiones y que no se sepa.

A los familiares de otras provincias, cuando van a visitar a los presos, los  carceleros los viran para atrás, sin permitirle que le pasen la comida que  traen, que tienen que botarla por el camino porque se les echa a perder.

La prisión para enfermos del VIH-SIDA El Caguayo, en la provincia de Santiago de Cuba, los presos son tratados de la misma manera.

El preso Ardelacio García Tamayo, perteneciente a la UNPACU, de 30 años de edad, fue acusado injustamente de un delito de daños.

Lo acusó el jefe de orden interior, José Antonio Fuentes González, a quien el 4 de junio a la 6 y 30 de la tarde la fuente le pidió que le consiguiera  asistencia médica porque tenía un fuerte dolor de oídos, a lo cual el carcelero se  negó. La enfermera Yuduleisis le había comunicado al militar que era muy pronto para medicarlo, y no quiso remitirlo a un hospital especializado. Para llamar la atención y reclamar asistencia médica, el preso se dirigió al baño, cogió la tapa del tanque del inodoro, que ya estaba rota, y con ella tocó la puerta fuerte para que lo auxiliaran otros carceleros.

El día 5 le llego la petición fiscal dictada por el municipio  San Luis por la fiscal Idalbis Torres, de 4 años de privación de libertad, con sanción accesoria de privación de derechos. Todo por la tapa, valorada en 3 pesos y 79 centavos moneda nacional.

Días antes, a este reo le fue negada la asistencia médica a pesar de que tenía fiebre alta y una fuerte inflamación de garganta, por lo que no podía  comer ni hablar.

Continúa aumentando los casos de cólera en la prisión del Combinado del Este, en La Habana.  Del edificio uno, cuarto Sur, compañía 1316, Adrian Martínez Benítez de 45 años de edad, se encuentra grave, ingresado en el hospital La Covadonga, en la sala de infecciosos.

Otros casos se detectaron el pasado día 6, que fueron trasladados para el hospital antes mencionado y para el IPK.

Ese mismo día les dieron a los presos un picadillo fermentado, y huevos hervidos desde el día anterior.

Recientemente estuvo en la prisión una inspección de Salud Pública, estuvieron en los pisos y acordaron suspender la cuarentena.

El preso Daniel Pérez Díaz, fue amenazado por varios policía de la Seguridad del Estado, Michel, Liban, Rubén y otro, que le dijeron que se iba a morir sino desmentía las denuncias hechas a la contrarrevolucionaria Dania Virgen. Luego fue trasladado para el área la incrementada.


 

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