Nuevamente Cuba se enfrenta al examen periódico universal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Insistiendo en demostrar la no violación de los derechos humanos. Violando desvergonzadamente toda la ética de esa institución internacional y cualquiera otra que represente, defienda y respalde tales quebrantamientos.
Algo deja bien claro la política oficial del gobierno. No ha modificado su postura en cuanto a respetar los elementales Derechos Humanos. Que aseguren un modelo social . y democrático. Ello evidencia la dinámica represiva del sistema totalitario; que no quiere ni permite escuchar lo estipulado en la Carta Magna de las Naciones Unidas. Ante resoluciones de respeto por los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de las personas en su igualdad de derechos. Resulta burlesco como han mantenido la primera ley de la república, que cita la siguiente frase de José Martí: yo quiero que la primera ley de la república, sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.
Una prueba irrefutable es la perpetuidad del unipartidismo y la no tolerancia de otros o varios. Es una misma estrategia por años, de hecho no reconoce ni la propia sociedad civil, sin aceptar ni entender a interlocutores.
Por cierto en los últimos tiempos, hay que subrayar, un notable aumento de la represión como medio de intimidación para toda la sociedad; ensañándose en la oposición política interna. Enfatizando su odio en los integrantes de la desobediencia civil. Incrementando actos de repudio, golpizas en plena vía publica, que incluyen mujeres; detenciones y arrestos arbitrarios. Su paranoica llega a sospechar de más de 3 personas reunidas en cualquier punto de la isla.
La represión sigue aumentando, parece que los departamentos de inteligencia encargados de aplastar todo indicio de cambio, tienen libre la vía para intervenir ferozmente en los domicilios oposicionistas marcados hace años en su nomina.
Podemos mencionar como un caso reciente de extrema violencia, es el que le dio recientemente Damarú Moya, líder de la coalición Central de la provincia Villa Clara. Donde en su propio domicilio fue víctima de sistemáticos actos de repudio en una misma semana. Las turbas lanzaron piedras y hasta mezcla de asfalto contra su domicilio. Resultando golpeados, niños, ancianos y mujeres. Cortándoles servicios de agua, electricidad y telefonía. El asedio se extendió más de 48 horas.
En las últimas dos semanas como mínimo, ocho viviendas han sido allanadas. En las provincias de Pinar del Río; Holguín; Villa Clara; Santi Spíritus Y Guantánamo. El número de arrestos contra opositores pacíficos se ha disparado, humillando a familias enteras. El asedio a la prensa y su persecución es constante. Sospechosos accidentes de transito a mano de individuos que colaboran abiertamente con los represores han tocado muy cerca a los desafectos del régimen, de manera inescrupulosa.
En las prisiones las golpizas y la represión contra los prisioneros políticos continúa aumentando. El caso más reciente tuvo lugar en la prisión de Quivicán, provincia Mayabeque; cuando un grupo de presos comunes, auspiciados por las autoridades del penal, intentaron asesinar al prisionero político Osvaldo Rodríguez Acosta, el pasado 12 de septiembre.
La represión y el empleo de la violencia forman parte de los mecanismos de terror para infundir el miedo; es el tiempo del miedo. Hay miedo de morir, de ser torturado, golpeado, de las detenciones, de ser juzgado sin derechos procesales, sin derecho a probar la inocencia. Las cifras de crímenes y acciones violatorias siguen creciendo. El espiral de violencia policial es enorme. El pueblo cubano muere de miedo.
EL carácter militarista y represivo de la cúpula gobernante hace y deshace con tal de perpetuarse en el poder. Y sigue sembrando la destrucción y la muerte; en nombres de hipócritas conceptos humanitarios, que no son más que mentiras. Poco les importa las recomendaciones. Permanecen a la defensiva de un examen respecto a la situación de los derechos humanos. Y siguen pretendiendo acogerse al párrafo 7 del artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas; el cual dispone la no injerencia en los asuntos internos de un estado.
Ahora bien, cada vez está más claro que esa conducta es un intento de incumplir las obligaciones que establece el derecho internacional, no debiendo ser una impedimenta para justificar violaciones de Los Derechos Humanos.
El régimen cubano ha usado esa misma estrategia por años. No reconoce la sociedad civil, niega la existencia de oposición y los presos en contra de su política. Negándose rotundamente al dialogo. Sobran evidencias después de más de medio siglo de dictadura militar totalitaria. El verdadero rostro de la patria de Martí, no es precisamente el rostro de la justicia, la libertad y el derecho humano.
El sistema se encuentra en una crisis que nos arrastra al caos político económico y social, de forma irreversible; a todo ello debemos el infinito dilema sin resolver del respeto a la Legislación Nacional sobre DERECHOS HUMANOS.
Pobre de aquel, fuera y dentro de la isla que apoye y conspire inescrupulosamente, a favor de la permanencia de un régimen desigual, sínico, hipócrita; que se ha sentado en casi sesenta años, sobre toda las instituciones que defienden y amparan los derechos del hombre y su razón. Ese es cómplice y lo acuso.