En Cuba existen cinco prisiones para enfermos del VIH-SIDA, sin contar aquellos enfermos que se encuentran recluidos en las demás prisiones con presos que no poseen la enfermedad.
Hoy quiero dar a conocer a los lectores cómo son tratados los presos enfermos de VIH-SIDA, que sufren maltratos físicos y sicológicos, son discriminados, torturados, humillados-
La alimentación para ellos es poca y mala, la asistencia médica deficiente, falta de medicamentos. Las condiciones de vida en los destacamentos son deprimentes, principalmente por la falta de higiene.
Las madres de estos presos en su mayoría temen reclamar antes las autoridades por la discriminación que existe con los que poseen esta enfermedad, y sufren los tratos degradantes e inhumanos a que son sometidos sus hijos.
Cada mes, más del 50 % de enfermos en distintas prisiones, desesperados, intentan suicidarse.
Cuando se autoagreden, son dejados desangrarse por varias horas.
Cuando reclaman asistencia médica, algún beneficio penal o ser trasladados a sus provincias, son castigados con golpizas propinadas por los carceleros.
Muchos han muerto por enfermedades que no son atendidas a tiempo, pero los jefes de las prisiones y la Dirección de Cárceles y Prisiones siempre halla cínicas justificaciones.
En la prisión para enfermos de SIDA en la provincia de Villa Clara, en el mes de marzo el reo Karer García García, de 27 años de edad, encontrándose en una celda castigo, se vació un pomo de colonia encima y se dió candela. Quedó con serias secuelas producto de las quemaduras. Pedía ser trasladado para su provincia, para estar cerca de su familia. Ya lleva 9 meses en celda de castigo, aislado.
Otros reos en el mes de abril se auto agredieron con la misma petición: Karel García, Alcides Delgado de 26 años de edad; Oneidi Pupo Sierra, de 25 años de edad; Alexander Majuan Ponce, de 44 años de edad, quien lleva 7 meses en celda de castigo, aislado; Alfredo Lara, de 25 años de edad, y Denis Cedeño de 24 años de edad. En el mismo día, todos estos reos se propinaron heridas en varias partes del cuerpo (brazos, piernas, y abdomen) para reclamar ser trasladados a prisiones en sus provincias de origen, cerca de sus familias.
Han pasado cinco meses y todavía ninguno de ellos ha sido trasladado.
El viernes 28 de agosto, en horas de la tarde, atentaron nuevamente contra sus vidas.
Karer García se propinó una herida en el antebrazo izquierdo, que requirió una sutura de seis puntos.
Alexei Zamora Zamora, de 33 años de edad, se colgó con la tira del pantalón en la celda de castigo. Fue descubierto y auxiliado por un reo. Después de este intento fallido de suicidio, horas más tarde, Zamora se propinó una herida en el antebrazo izquierdo dañándose una vena y perdiendo abundante sangre. Le fueron suturados 9 puntos.
Denis Cedeño, ese mismo día, se propinó 7 heridas en todo el cuerpo. Le fueron suturados más de 40 puntos.
Alcides Delgado, encontrándose en el área de castigo, se auto agredió, haciéndose cuatro heridas en los antebrazos. Le fueron suturados 21 puntos. Además, se infligió otra herida en la parte posterior de la pierna derecha, que requirió 17 puntos.
Ese mismo día, Alfredo Lara se cosió la boca con alambre. El jefe de orden interior, Raúl Jiménez, y varios guardias, lo aguantaron violentamente en el suelo y con una pinza de corte le quitaron los alambres. Acto seguido, fue arrastrado a una celda de castigo. Allí se propinó dos heridas en las partes posteriores de ambas piernas.
En el mes de agosto estuvieron en huelgas de hambre, en un periodo de 10 días, los reos Alexander Ponce, y Lázaro Martínez.
A principios del mes de septiembre, Ornier García Ortega, para reclamar que lo trasladaran a una prisión en su provincia, se declaró en huelga de hambre. Fue conducido a una celda de castigo, donde se propinó una herida en la muñeca del brazo derecho, por la que le dieron 8 puntos de sutura.
Lo más triste de estos acontecimientos, es que después de que cualquier reo se auto agrede, luego de ser suturados, son devueltos a las celdas de castigo, los inmovilizan en las rejas y camas, con esposas y cadenas, en las llamadas Shakiras, de manos y pies, o en posición de crucificados, y así los dejan a veces hasta más de tres días. A la hora de la comida, le zafan una mano y tienen que comer semi-acostados, como animales. A la hora de hacer sus necesidades fisiológicas, gritan desesperados, pero al no hacerle casos los carceleros, o informarles que solamente se les retirarán las esposas a la hora de comer, o si el jefe de la prisión los autoriza, se tienen que orinar y defecar en los pantalones y así se quedan hasta que son sacados de las celdas.
Muchos de estos reos, que son de provincias lejanas, no reciben visitas de sus familiares, porque las circunstancias económicas no les permiten viajar todos los meses.
Los visitantes son atropellados y abusados por los carceleros, no les permiten entrar las comidas que traen y tienen que botarlas por el camino.
Los reos de otras provincias que fallecen a veces son mantenidos por más de 7 días congelados en una morgue. A los familiares no se les avisa, hasta que el cadáver es trasladado. Cuando llega a su provincia natal, es que avisan a los familiares y les dicen que murió hace unas horas, de SIDA. Todo arreglado por los jefes de las prisiones y las direcciones provinciales de Cárceles y Prisiones.
Cuando los familiares deciden velar a su ser querido, se dan cuenta que el cuerpo está descompuesto, y tienen que sepultarlo antes de tiempo.
Casos como estos suceden en todas la prisiones para enfermos de VIH-SIDA, y en las demás prisiones también. El maltrato y el abuso a diario hace a los presos enfermos sentirse personas despreciables para la humanidad.