Martes , 27 Junio 2017

Barbarie en el Cementerio

El siguiente reportaje no es precisamente  una obra de ficción, mucho menos un filme de terror, aun cuando que le mostraremos la crispan los pelos a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad y decoro.

Fundado en el 1958 el cementerio de Camagüey ubicado en los predios de la iglesia del Cristo y formando parte del casco histórico de la villa del puerto del príncipe, que recientemente cumplió 500 años de fundada, se encuentra en un estado total de deterioro donde predomina el irrespeto, la insensibilidad y la indolencia evidenciándose la pérdida del respeto y buenas costumbres ante los difuntos y familiares.

En cuba el mecanismo de incineración es solo viable en la habana, el resto de las provincias continua el método de enterramiento a la usanja tradicional.

Por desgracia el campo santo  camagüeyano es más bien terreno del diablo, prevaleciendo el abandono    de los panteones con el consiguiente deterioro arquitectónico de los mismos, el robo de figuras emblemáticas en metal, ángeles de mármol y hasta  las cruses y cadenas en la mayoría de los casos han sido robadas o sufren el deterioro por falta de mantenimiento ante la inclemencia del tiempo.

A todo ello hay que agregarle, las tumbas en estado de derrumbé con restos de cadáveres  amontonados, y robo de esqueletos, fundamentalmente cráneos, restos de fallecidos fuera de sus nichos, descontrol de la ubicación de los difuntos entre otras inherentes a la administración que permite el   saqueo a los féretros de los cuales extraen el cristal, los adornos metálicos y hasta la tela interior de los mismos, también se debe agregar a este desastre la insalubridad  del lugar, el mal estado de los instrumentos de los que se desempeñan como sepulturero y la falta de uniforme y calzado de estos trabajadores que alegan mala remuneración económica.

Por otro lado se debe mencionar la profanación de las tubas, y el robo de los aros para las coronas que los floristas lo aprovechan una y otra vez en los diferentes sepelios.

Imagine usted el desasosiego familiar al no encontrar los los restos de un ser querido en lugar donde fuera enterrado hace dos años.

¿Qué respeto hay a la familia? ¿Qué respeto hay a  la memoria del fallecido?

¿O es que acaso el sistema político y social del país no siente el mismo respeto tan siquiera por los muertos?


 

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