Martes , 27 Junio 2017

Ancianas damnificadas claman solidaridad humanitaria

¿Como acabar con historias tan tristes de personas que han encanecido sosteniendo este absurdo sistema en el poder?

Adis Zaldivar Espinosa, una humilde mujer de 74 años de edad, residente en la comunidad rural de San José, en el Municipio Granmense de Guisa, refiere sufrir desamparo e indiferencia por parte de las autoridades de su territorio.

“En el año 2007 debido a una creciente del río, ocasionada por la apertura de las compuertas de la presa El Corojo; mi casa quedó sumergida por las aguas, que también se llevaron sus pertenencias. Los vecinos solidariamente me ayudaron a reconstruir la vivienda con lo poco que quedo, desde entonces cada vez que llega la creciente sigo reconstruyendo la casa con lo que queda; en el Consejo de la Administración Municipal me dan un calmante; me dicen que se priorizara mi caso, que soy la mas perjudicada de todos los damnificados, que soy la primera en el escalafón para reubicarme…, así una y otra vez, lo cierto es que llevo ocho años enfrentando las inundaciones y de la casa solo me queda una habitación. A  mi edad es cruel que continúen engañándome, por eso tengo pensado ahogarme junto con lo que queda de mi hogar en la próxima creciente y así descanso de tanto abuso y falta de solidaridad humanitaria.”

Idéntica desilución sufre Trinidad Miranda Villa, que con sus 78 años cumplidos, residente en las ruinas de lo que fue su vivienda cito en la Calle General Rabi #205, entre San Fernando y Puente, en la ciudad de Santiago de Cuba.

Trinidad refiere: “Desde el 2008 se me derrumbo una parte de la casa, luego con el ciclón Sandy perdí lo que me quedaba, prácticamente vivo en la intemperie como se puede apreciar en las fotos; hace poco solicite un subsidio para reconstruir la vivienda y en el Consejo de la Administración me lo negaron argumentando que hay familias mas necesitadas; ahora están remozando la ciudad, pintando fachadas que es lo que hacen, para esconder la miseria y la desesperanza de miles de familias que sobreviven en la marginalidad y el desastre como yo. Me duele haber ofrecido tantos años de mi vida a un sistema insensible,inhumano y desigual, por desgracia los pobres tenemos menos derechos que los ricos y peor si eres negro como yo; solo me espera la indigencia y en el próximo huracán largarme abrazada a las ruinas”, culmino esta anciana humilde, que clama solidaridad y que se conozca la verdadera historia que enfrenta el pueblo cubano.


 

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