Muchos cubanos, de dentro y del exilio soñamos con una Cuba libre, democrática, justa, fraterna y próspera. Pero los sueños, como diría el poeta, sueños son. Para hacerlos realidad debemos trabajar duro, con firmeza, valor, inteligencia, conocimientos. Debemos esforzarnos al máximo, con mucho amor, con mente abierta. Debemos evaluarlo todo con la mayor objetividad, aunar esfuerzos y combinar inteligencia, conocimientos, firmeza y valor.
Muchos nos esforzamos y hasta lo arriesgamos todo, incluyendo la vida, con la intención de tener esa Cuba libre, democrática, justa, fraterna y próspera. Pero sin dudas están faltando cosas, cosas muy importantes para que hagamos triunfar nuestra justa y necesaria causa. Y esas cosas importantes son las que debemos acabar de solucionar. Debemos proponernos ya, hacer de 2016 un muy buen año para la patria oprimida, para el pueblo que sufre, para la libertad.
Sin dudas muy pocos cubanos creen en el régimen castrista, sin dudas el régimen está agotado en todos los campos, se mantiene por la inercia. Sin dudas, la mejor arma que les queda es el terror y por suerte cada día son más los cubanos que pierden el miedo. Pero, sin dudas, los demócratas cubanos no hemos acabado de articular un amplio, fuerte y efectivo movimiento que produzca las profundas transformaciones que la patria reclama.
¿Qué debemos hacer para mover a nuestro pueblo a la acción no violenta por una Cuba libre, democrática, justa, fraterna y próspera? ¿Qué debemos hacer para inspirar más que simpatías y admiración en nuestros conciudadanos? ¿Qué hay que hacer para devolverle la confianza y la esperanza a millones de cubanos que solo ven en la salida del país la solución de sus muchos problemas? ¿Qué está faltando para que el mundo libre nos vea no solo como valientes defensores de los derechos humanos, sino también como una fuerza capaz de producir el necesario cambio?
Están faltando, hay que hacer, solucionar y mejorar, muchas cosas. A continuación algunas que considero de vital importancia:
Hay que acabar de juntarse. Los de dentro y los del exilio. Los que en verdad podemos demostrar que llevamos un trabajo serio a favor de la democratización de Cuba, debemos conversar ya y acabar de elaborar el programa que propondremos todos al pueblo. Hay que crear las estructuras que nos permitan llegar con nuestra lucha en las calles, con nuestros proyectos, con nuestros mensajes impresos y materiales audiovisuales a cada hogar cubano por apartado que esté. Nuestro programa debe ser conocido por todos, incluyendo a los miembros de la FAR y el MININT, ellos también deben comprender la necesidad que existe de que democraticemos nuestra patria. Ellos también deben jugar un importante rol en la democratización y reconstrucción de Cuba. Ellos deben servir a la patria, no a una familia que se ha apoderado, y esclavizado, a la nación.
Mucho se viene haciendo por la necesaria Unidad, pero no mucho se ha logrado hasta ahora. Han existido y existen muchos obstáculos, obstáculos que hay que vencer. Los primeros los pone la dictadura -tenemos que enfrentarlos y derribarlos o sortearlos-, pero están también los que vienen de otros intereses mezquinos, que los hay y negarlos sería un grave error. Están los que producen nuestras limitaciones, nuestras desconfianzas –y no me refiero a la desconfianza bien fundamentada-, nuestros miedos, los hay y nos hacen decir y hacer tonterías.
Lo antes dicho no significa que desconozca los esfuerzos bienintencionados que se vienen haciendo y que han dado ya algunos resultados. Me estoy refiriendo a que hay que acelerar el proceso. Resulta absurdo que se necesiten tantas reuniones internas y tantos viajes al exterior para lograr articular un plan de acción efectivo. Reuniones y viajes, viajes y reuniones, y en muchos casos ni nuestros vecinos saben para que nos reunimos ni para que viajamos.
Estoy argumentando desde la base moral que me garantiza pertenecer a una de las organizaciones prodemocráticas que más muestran de su trabajo en casi todos los campos de la lucha no violenta por la libertad y el respeto a los derechos humanos. Estoy exponiendo sobre cuestiones neurálgicas porque estamos entre los que damos el ejemplo en la búsqueda de la Unidad, en la participación, la solidaridad y el apoyo. Participamos y apoyamos los principales proyectos y campañas prodemocráticos que actualmente se desarrollan en Cuba. Más de dos centenares de miembros de la Unión Patriótica de Cuba, UNPACU, participan de la Campaña Todos Marchamos, pertenecemos a la MUAD, estamos trabajando en la iniciativa Otro 18, en “Urna Transparente”, que busca una Ley Electoral verdaderamente justa, y en otros proyectos e iniciativas con otras organizaciones. También mantenemos nuestros proyectos, que son los que nos garantizan el mayor número de activistas y de activismo dentro de la oposición pacífica. Nuestros modestos resultados no son fruto de magia ni milagros, no, vienen del arduo y constante trabajo en muchos frentes. Y no estamos conformes, pudieran, deben ser mejores, cada día, los resultados, hasta llegar al final: La Libertad y el respeto de todos los Derechos Humanos.
En la UNPACU nos esforzamos por combinar con la mayor efectividad posible, la lucha en las calles: marchas, protestas, mítines, con la divulgación y el trabajo social a favor de los más necesitados. Pero somos conscientes de que solos tardaremos mucho en democratizar a nuestra nación. Unidos todos en la acción podemos alcanzarlo muy pronto. Estamos siempre abiertos y dispuestos a aprender de nuestros hermanos con los mejores resultados en ciertos campos y estamos siempre en la mejor disposición de compartir nuestras experiencias y resultados.
Para que la Unidad en la Acción sea posible y produzca los frutos que necesitamos, debemos empezar por conocernos mejor, debemos confraternizar más y mejor, debemos conocer nuestras potencialidades, nuestras fortalezas y debilidades, debemos hablar claro y ser menos misteriosos con quienes no debemos serlo y más prudentes con quienes si hay que serlo. Los medios de prensa, las noticias, los libros -que siempre son muy importantes-, no son suficientes para conocer a una persona. Recuerdo una ocasión, entre tantas, en que estando en casa de alguien que los medios me habían llevado a creer que era muy inteligente y valiente, casi me arrastran hasta un cuarto para evitar que los vecinos oyeran que yo estaba hablando de represión con Radio Martí. Pocos imaginan el daño que causa crear falsas expectativas en la población.
Debemos visitarnos más, realizar trabajos juntos, acordar y redactar uno al lado del otro, salir a marchar o a protestar juntos. Debemos escuchar sin prejuicios los argumentos del que le atribuye muchísima importancia a las marchas, debemos escuchar de igual forma las razones de quienes piensan que ¨Otro 18¨ es una válida iniciativa. Debemos, con mucho amor a la patria buscar cómo integrar ambas formas de lucha y así enriquecer y fortalecer la causa por la que todos luchamos. Los de la Capital deben visitar sin prisa a sus hermanos de las demás provincias e invitar a pasar dos o tres días o los del interior en sus casas. Las reuniones no pueden ser solo en La Habana. Generalmente somos los del interior los que vamos hasta donde están los de la Capital. Vernos, conocernos, intercambiar, trabajar juntos en nuestros humildes hogares, es tan importante, o más, que participar en un seminario sobre democracia en Miami o Madrid. Y no le estoy restando importancia a los eventos en el exterior. También son muy necesarios siempre y cuando repercutan en la lucha interna. Sabemos de casos de viajeros, incluyendo dos o tres nuestros, que poco o nada hacen entre uno y otro viaje. Otros si aprovechan dichos viajes en bien de la causa y mucho hacen al regresar.
Debemos alimentar y cuidar la salud de todo proceso de integración, de unidad que logremos, con la comunicación constante, con la solidaridad, con palabras fraternas y alentadoras, con el elogio necesario a quien lo merece, con la crítica constructiva y respetuosa cuando es necesaria. Debemos cuidar nuestros procesos de unidad con la transparencia y rindiendo cuenta de cada gestión, viaje, conversación y acuerdo que en nombre de la unidad se haga. Unos lo hacen muy bien, otros regular, otros mal, y estos últimos causan problemas.
Estos son solo algunos puntos que considero de vital importancia. El próximo encuentro acordado por los patriotas de dentro y del exilio que se reunieron en San Juan, Puerto Rico, puede ser un muy buen momento para acordar dar los pasos y articular lo que nos viene faltando para acabar con la opresión y la miseria y hacer de Cuba una nación libre, democrática, justa y próspera. De dicho encuentro bien pudiera salir la formación de una estructura capaz de, en el menor tiempo posible, ampliar por todo el territorio nacional las acciones de protesta, la divulgación y la atención a los problemas que más afectan a la población. Eso solo se puede alcanzar aunando esfuerzos los de dentro y los del exilio. Hagámoslo bien y tendremos la patria que soñó Martí: “Con todos y para el bien de todos”.
Recomendamos ver el siguiente vídeo donde en síntesis se muestra parte del trabajo que juntos podemos y debemos ampliar por todo el país:
4 de enero de 2016.