Martes , 27 Junio 2017

Mi fuerza es escribir

En la mañana del 21 de abril, tres periodistas japoneses visitaron la escuela primaria ¨Conrado Benítez¨, situada en la Calle 197 entre 108 y 110, reparto residencial San Miguel municipio San Miguel del Padrón.

Esta es la escuela que fue convertida en cuartel militar el pasado 12 de abril, donde hubo un embarazoso suceso con esta reportera, Yaquelin Boni Echavarria, mi hija Zuzy Sarais Viera García, provocado por la Policía Nacional Revolucionaria, funcionarios y otros factores del gobierno del municipio de San Miguel del Padrón, y en el que fue involucrado mi nieto de seis años de edad, Jeiko José Acosta Viera.

Los periodistas japoneses filmaron la fachada de la escuela y algunas aulas escogidas por la dirección del plantel.

¿Querrán limpiar la mala imagen que dieron allí los represores?

El viernes 18 de abril varios vecinos me llamaron y alentaron acerca de que la policía estaba citando a los testigos del incidente con nosotras para coaccionarlos.

En Cuba para nadie es oculto que la población se vale de muchas artimañas para poderse sostener económicamente. Esto ha traído como consecuencia que los vecinos asuman que la policía vaya actuar en contra de ellos para meterlos presos por ilegalidades en las que puedan estar involucrados.

Recientemente, un represor de la policía política me dijo que las informaciones que suministro  “a la contrarrevolución” estaban destruyendo a decenas de sus compañeros del MININT, con familias, esposas e hijos. Me dijo que los opositores no teníamos historia ni mártires, que la historia de la revolución y de sus mártires ellos estaban dispuesto a defenderlas  al precio que fuera necesario, mientras que en cambio, la oposición estaba desunida.

Ante su actitud arrogante y mezquina,  le pregunté: ¿Quiénes han destruidos las  familias de centenares de disidentes? ¿Cuántas familias de presos han destruido?

El gobierno cubano no tiene cómo responder ante las leyes internacionales.

A muchas mujeres de la disidencia le han arrancados de una manera o de otra a sus seres más queridos.

Mi nieto presenció  la agresión contra su madre y su abuela. A todas las personas que se le acercan les dice: “A mi mamá y  a mi abuela la policía le dio golpe, la amararon y se la llevaron en una patrulla”.

Mi nieto, que era un niño equilibrado, ya está teniendo los primeros síntomas de un trauma sicológico.

No es la primera vez que mi nieto es víctima de una agresión. El pasado año, él y yo fuimos chocados por un carro cuando íbamos en una moto.

Está bien claro que están utilizando a mi familia para desestabilizarme.

Respecto a los detalles de  mi vida personal  que mencionó el sicario, no robo, no consumo drogas ni las vendo, no estafo, no estoy en riñas tumultuarias.

No tengo que pedirle permiso a nadie para hacer lo que estime conveniente. Seguiré informando y denunciando los abusos de poder, actos degradantes e inhumanos, las torturas físicas y sicológicas que aplican a diario “los compañeros del MININT” que tienen familiares en las prisiones, lo mismo por motivos comunes que políticos.

Estoy dispuesta a soportar cualquier tortura física y sicológica que intenten contra mí. Aclaro que no voy a  sacar mi nieto de la escuela, porque él tiene los mismos derechos que cualquier otro niño cubano.

Tengo mis manos y mi voz para denunciar ante el mundo todo acto de tortura que realicen contra mi nieto o mi hija.  Mi fuerza es  escribir.

Hago responsable a partir de este instante al gobierno, los funcionarios del Poder Popular, el Partido Comunista de Cuba, (PCC), la Unión de Jóvenes Comunista (UJC), los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria, (PNR) del municipio y a la policía política de lo que le pueda suceder a mi familia.

De estas arbitrariedades el pueblo cubano no tiene conciencia hasta que choca con ellas y las ve con sus propios ojos. Los mal llamados comunistas están acostumbrados a cometer atropellos contra el pueblo, luego vociferan sus mentiras a favor de sus intereses, violando los derechos  constitucionales.


 

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