A los disparos de bombas lacrimógenas y perdigones de los cuerpos policiales y castrenses, los manifestantes responden con lo que tengan a mano, como el joven que puede observarse en una de las fotos, arrojando una piedra a efectivos de la Guardia Nacional. Otros integrantes de las protestas han enriquecido su poder de réplica con el uso de cohetes de fuegos artificiales que, este sábado, han cortado la noche con insistente estrépido e inevitable sobresalto.
El panorama de enfrentamientos con su correspondiente cuota de estallidos, gritos y calles infernales no ha mejorada un ápice luego del llamado «Diálogo de Paz», que algunos consideran activismo de salón, «política de café con leche», a pesar de la crudeza de algunos planteamientos y de la elevadísima audiencia del evento, en verdad inconcebible en pasadas circunstancias.
A poco más de veinticuatro horas del diálogo, agudización de la crisis político-económica y dos meses de protestas ininterrumpidas, la vida sigue… «de mal para peor».
Texto y fotos de Alfredo Sainz Blanco
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- De fuego pirotécnico a arma de fuego
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- Cohetes de fuegos artificiales cruzan la noche
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- Joven lanza piedra a guardias apostados al fondo
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