Martes , 27 Junio 2017
Huelga y actos de repudio

Huelga y actos de repudio

El opositor Yuriet Pedroso González se está muriendo en una la sala del hospital Arnaldo Milián de la ciudad de Santa Clara.

Lleva más de 40 días en huelga de hambre y dice que no va terminar con la protesta. Alega que no ha cometido el delito de atentado contra una persona que, según afirma, desconoce y por el cual se le procesa.

El pasado 14 de diciembre el activista contestatario puso varios carteles en la localidad de Esperanza, del municipio Ranchuelo en la provincia Villa Clara, donde exigía al gobierno el respeto a los derechos humanos.

Su estado crítico podría  agravarse en los próximos días a causa de su negativa a recibir asistencia médica.

Por otro lado los veteranos líderes de la oposición, Jorge Luis García Pérez (Antúnez) y Guillermo Fariñas fueron objeto de sendos actos de repudio frente a sus respectivas casas.

Su desempeño en las diversas actividades del Foro Paralelo, previo a la Cumbre de las Américas fue el motivo para que las turbas desarrollaran el papel asignado por la policía política en colaboración con las organizaciones afines al partido de gobierno.

De acuerdo a versiones ofrecidas por Antúnez, un número no especificado de manifestantes progubernamentales blandían cabillas, mientras dejaban saber su disposición a usarlas contra él y quienes le acompañaban.

Esperar una tregua de Raúl Castro frente a sus adversarios ideológicos es una idea condenada al fracaso.

Al menos con la oposición tradicional no habrá diálogos posibles, mucho menos con los sectores que han mostrados sus discrepancias frente a las políticas implementadas por el presidente Obama.

Los funcionarios norteamericanos estaban conscientes desde el anuncio del deshielo, el 17 de diciembre de 2014, que no habría cambios notables en este ámbito.

Es obvio que la permisividad de la élite con las actividades de las agrupaciones prodemocráticas seguirá ajustada a las circunstancias como de costumbre y por supuesto siempre y cuando no se realicen en las calles y donde la participación sea lo suficientemente minoritaria para neutralizarla si es necesario.

No hay dudas de que está asegurada la continuidad de los actos de repudio, los arrestos arbitrarios, las campañas de difamación por todos los medios de prensa y las condenas a prisión.

La apertura en el plano de los derechos civiles y políticos es algo que quedará pendiente. El tema económico es el que encabeza las agendas de un proceso a desarrollarse con muchas pausas y retrocesos sobre todo en sus primeras etapas.

Se supone que los herederos del raulismo estarían más dispuestos, quizás obligados a ampliar el margen de concesiones en los tópicos relacionados con las libertades fundamentales.

Es imposible conocer el cuándo y cómo de ese momento.

Por el momento desde las filas de la oposición y la sociedad civil independiente hay que estar preparado para soportar cualquiera de los castigos disponibles, incluida una tunda con palos y cabillas como la que le quisieron propinar a Antúnez y a quienes le acompañaban.


 

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