Si atendemos a la presencia en medios de comunicación se puede decir sin lugar a dudas que la República de Cuba está de moda pues lleva en el foco mediático de forma intensa mucho tiempo, y todo ello sin ceder un ápice en sus posiciones, tal y como se demostró en la pasada Cumbe de Panamá en la que se vivieron intensos enfrentamientos en las reuniones de la sociedad civil entre los partidarios de la dictadura y los disidentes. También, con ocasión de la reunión en la ciudad de Panamá donde la imagen perseguida por todos los medios era la del dictador de Cuba y el presidente de los Estados Unidos estrechandose la mano, Raúl Castro llego a decir sobre el presidente americano que Obama era un hombre honesto y que los problemas que había entre ambas naciones respondían a errores de quienes le había precedido en la presidencia americana.
Concluida la cumbre sin advertir un solo movimiento de Cuba en relación al respeto de los Derechos Humanos la presidencia americana anunció su decisión de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, demanda formulada por la República de Cuba en las distintas jornadas de negociación con los Estados Unidos.
Lograr sacar adelante esta decisión parece una concesión a los dictadores que éstos presentan ante la opinión pública como una puerta abierta a la financiación estadounidense, pero la realidad es que lo verdaderamente definitivo en relación a los Estados Unidos es su legislación. La Ley Helms-Burton fija la política comercial con Cuba y por ello está condicionada por el poder legislativo de Washington que hoy mantiene un firme compromiso con las reformas estructurales que permita a los cubanos un ámbito de libertad para decidir su futuro.
Además, desde hace unas fechas, un grupo de empresarios españoles acompañados por el Secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, iniciaron una visita a Cuba en un gesto de acercamiento para hacer negocios en la isla anunciándose medidas del Banco de España y de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación para favorecer las operaciones comerciales en aquel país.
En esta situación parece oportuno reflexionar respecto al hecho de que hasta ahora por parte de la dictadura cubana, además de las agresiones sufridas por los disidentes presentes en la Cumbre de Panamá, se han mantenido los actos represivos dentro de la isla con detenciones arbitrarias de señaladas personalidades, retirada de pasaportes y otras medidas de hostilidad y repudio. Por parte de la dictadura solo se ha admitido hablar de todo, incluso de Derechos Humanos, también en Estados Unidos, lo que junto con una posible indemnización por el llamado bloqueo económico da una pista del sentir de los negociadores cubanos.
Creo que no ocupa lugar recordar que para la democracia, tanto la de América del Norte como la de Europa, los Derechos Humanos y las Libertades ocupan un lugar prioritario y es bueno que los representantes de Cuba en España y en Europa sepan que la firmeza en el particular es total. La dictadura de Cuba debe empezar a pensar en qué momento pone algo de su parte si quiere que las negociaciones prosperen, para lo que tendrá que decidir si es la libertad sindical, la libertad de asociación o la de expresión, o todas a la vez.
Por todo ello, puede que sea el momento para que de forma coordinada los Estados Unidos y la Unión Europea demanden a Cuba un movimiento contundente para aumentar el espacio de libertad de los cubanos, quizás en el ámbito laboral en beneficio de los trabajadores de Cuba.
Por cierto, también en este momento sería interesante el apoyo de la iglesia católica que tantas veces se involucra en las situaciones que afectan a Cuba.
[Publicado inicialmente en Expansión. Reproducido aquí con autorización del autor.]
