Hoy Venezuela llora de horror, muerte y desesperación.
Hoy Venezuela sufre por la dictadura, la represión y la corrupción de un régimen opresor amparado en una filosofía desfasada y anacrónica.
Nicolás Maduro pretende imponerle al pueblo venezolano una nueva Constitución, mediante la fuerza y con el respaldo de los militares cubanos presentes, por miles, en la Patria de Bolívar.
Las paradojas de la vida son incomprensibles. De iniciar su despegue económico a fines de la década de los años 50 con la explotación de petróleo en el Lago Maracaibo, cuando el general Marcos Pérez Jiménez, convertido en dictador sojuzgaba a la población venezolana, a la actualidad, casi 60 años después, cuando otro dictador ha llevado a la destrucción, el hambre y la miseria al quinto productor mundial de petróleo.
La injerencia militar cubana, con cerca de 5 mil efectivos, con un Estado Mayor, con cuatro generales, coroneles, tenientes coroneles y todo un aparato de mando militar de inteligencia y contrainteligencia, no han podido impedir que el pueblo se rebele contra la farsa del Socialismo del Siglo XXI.
Más de 40 personas asesinadas en un mes de multitudinarias demostraciones públicas pacíficas contra el régimen de Nicolás Maduro, la presencia descarada y conocida por todos de los militares cubanos en el país, a los que se suman iraníes, chinos y miembros de las FARC de Colombia y los gobiernos democráticos del mundo, las Organizaciones Internacionales -incluida la ONU- callan sumisamente ante tanta barbarie.
Abocado a una guerra civil -cuando menos uno imagine-, el dialogo entre las partes involucradas es un sin sentido, mucho más que hasta el Papa Francisco, quien debía respaldar al sufrido y hambreado pueblo venezolano, pone en entre dicho la unión del pueblo, lo critica y se va al lado de los represores.
Dicen los especialistas que la historia se repite primero como comedia y después como tragedia. Esperemos que la tragedia no se enseñoreé con el pueblo de Venezuela, pero debemos estar preparados para todo.
Los venezolanos merecen vivir en libertad y democracia. Es el momento preciso para que el pueblo cubano se ajuste los pantalones y secunden al heroico pueblo de Bolívar para acabar con la dictadura Castrocomunista que invade América Latina.