La represión y el ensañamiento contra los reos que son fuente de información de la prensa independiente es extremadamente severa por parte de las autoridades carcelarias y presos paramilitares.
En la prisión de Guanajay, provincia de Artemisa, el reo Yosvel Román Ramos, miembro de la UNPACU, fue sancionado a un año más de privación de libertad, el pasado 10 de julio, acusado por un delito que no cometió, en una causa amañada.
Los testigos en su contra fueron dos presos paramilitares.
La declaración de Román no fue tenida en cuenta por el tribunal. No le permitieron tener un abogado que lo representara, pero pudo expresar al tribunal que había sido amenazado por la jefatura de la prisión y por los carceleros. Dijo que habían amenazado con “desaparecerlo” y “matarlo poco a poco, y aseguró que lo estaban cumpliendo al pie de la letra.
La presidenta del tribunal manifestó que la conducta del recluso era pésima, que era un contrarrevolucionario, por lo que sería sancionado con la máxima severidad.
Por otra parte, en la prisión de Quivicán, en la provincia Mayabeque, donde se encuentra recluido el cubano-americano Carlos Alberto Pérez Ávila, continuamente le envían presos paramilitares para provocarlo, además de las amenazas de los carceleros, el jefe de la prisión, y de la Seguridad del Estado.
Lemay Díaz Pantaleón, de la prisión de régimen especial la 26, más conocida por Kilo 8, en la provincia de Camagüey, enfermo desde hace 8 meses, por negarse a vestir el uniforme de preso le es negada la asistencia médica, y también los beneficios penitenciarios. El jefe de orden interior lo desnudó brutalmente, le robó las ropas que tenía. Cuando su madre fue en busca de ellas, le dieron las ropas viejas.