Martes , 27 Junio 2017
Aferrado a la esperanza

Aferrado a la esperanza

Por ironías de la vida, el opositor Yuriet Pedroso es oriundo del municipio Esperanza.

Ahora mismo se está muriendo en una cama del hospital Arnaldo Milián, de la ciudad de Santa Clara, ubicada a unos 270 kilómetros al este de La Habana.

Lleva más de 70 días en huelga de hambre para que lo exoneren del cargo de “atentado” por el cual quieren llevarlo a la cárcel.

Diversas fuentes de la oposición han corroborado las afirmaciones de Pedroso respecto a la manipulación del caso.

Según ha advertido, lo que hizo fue exponer carteles con críticas antigubernamentales en sitios públicos. El delito de “atentando” suele utilizarse, cuando los policías estiman que el detenido se resistió al arresto.

Decenas de activistas prodemocráticos han sido condenados por esta figura del código penal. Un leve forcejeo puede ser el motivo para aplicarla.

Con la decisión de llevar la protesta hasta las últimas consecuencias, puede que de un momento a otro el integrante de la Coalición Nacional Opositora (CON) pase a ocupar un lugar en la nómina de los presos políticos que han muerto por inanición voluntaria.

Se sabe que permanece en una sala de terapia intensiva y que su presión arterial es muy baja, de acuerdo a declaraciones de su madre Mavis González Tápanes.

No es común que las autoridades den marcha atrás a lo previamente decidido. Menos cuando se trata de un “delito” de corte político.

Al analizar el episodio en perspectiva se llega a la conclusión de que no sería conveniente para el gobierno un muerto en tales circunstancias.

Pese a no alterar en su esencia el curso de los acontecimientos favorables a la dictadura, después del anunciado deshielo con los Estados Unidos; el probable deceso de Pedroso, si persiste en extender los términos de la huelga, pudiera complicar temporalmente la política de acercamiento que se lleva a cabo desde Washington y Bruselas.

Cabe pensar que no lo dejarán morir. Solo esperan por una espontánea suspensión de la huelga debido a las dolorosas secuelas físicas, y si no sucede así, pues negociar una salida menos costosa en términos políticos.

Puede que Yuniet Pedroso obtenga una victoria parcial, consistente en la eliminación del “atentado”. Pero algo le tocará por haberse atrevido a colgar frases contra el gobierno a la vista de todos.

Hacer eso en Cuba es meterse en “camisa de once varas”.

No dudo que le hayan propinado una tunda antes del arresto. Es parte del procedimiento que usa la policía y sus ayudantes.

En el ínterin de lo que ya es una tragedia independientemente de los resultados finales, se extingue la vida de este opositor de 34 años de edad.

Es posible que en su debilitada conciencia esté presente el nombre de Esperanza, la localidad donde vive.

Una palabra a la cual se mantiene aferrado en medio de sus terribles circunstancias.


 

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