Martes , 27 Junio 2017
Violencia y control

Violencia y control

El curso de la represión mantiene su tendencia al alza. Por las incidencias ocurridas en noviembre se sabe que el uso de la fuerza bruta contra opositores y activistas de la sociedad civil independiente sigue entre las prioridades del régimen para mantener el control político y social.

Los hechos documentados por varias organizaciones dentro de la Isla que se dedican al monitoreo y la denuncia de las violaciones a los derechos humanos, alejan las posibilidades de que en el futuro cercano haya avances en el camino hacia la democracia.

Lo interesante y a la vez trágico es la pereza de gran parte de la comunidad internacional ante la escalada de violencia e impunidad.

A menudo la trascendencia de las acciones que vulneran la integridad física y psicológica de las personas que se atreven a manifestar públicamente su rechazo a las políticas gubernamentales, culmina en una relativización que obstruye el acceso al ámbito de las soluciones.

En este juego de tolerancias y tibiezas crecen los inventarios de abusos a nombre de un modelo que, de acuerdo a las matrices de opinión, alentadas por sus creadores y amigotes de todo el mundo, ha logrado forjar una sociedad justa bajo el estandarte del marxismo­-leninismo.

Con las supuestas gratuidades de los servicios de salud y educación, junto a otras sobrestimaciones, que se desmoronarían con un análisis de rigor, proliferan las subjetividades que han dado pie a la legitimación de un gobierno que abjura de las elecciones libres y el respecto a las libertades fundamentales.

Ante las componendas de turno y el reciclaje de las retóricas patrioteras se sabe que las golpizas en la vía pública, la descalificación y los encarcelamientos persistirán, mientras el General-presidente sea el máximo líder.

Esto sin abandonar las sospechas de que su retiro en 2018, podría ser una gestión meramente simbólica.

Las respuestas violentas pudieran extenderse frente al silencio de los actuales y futuros inversores y el de los gobiernos que apoyan una restauración democrática a muy largo plazo.

El resumen de noviembre, enfatiza la validez de la confrontación.

La suma de hechos coercitivos, siempre parcial debido a la complejidad del escenario, anula la probabilidad de que la intransigencia dé paso al diálogo y el sentido común.

Los números indican que el 2015 fue más represivo que el anterior.

No es descartable que la ira de las fuerzas pro gubernamentales se multipliquen en el decimosexto año del siglo XXI.

Una mirada a los acontecimientos, indica que estarían dispuestos al asesinato con tal de conservar el control de la sociedad.

El salvajismo en las agresiones lo demuestra. Es necesario elevar los esfuerzos por detener los ímpetus homicidas de las turbas.

Desde dentro son muchas las limitaciones para hacerlo. El tema debiera plantearse con mayor énfasis en las conversaciones con los representantes de los Estados Unidos y la Unión Europea.

Hace tiempo que las alarmas están sonando sin las debidas correspondencias.

Este texto es una manera de aumentarle el volumen. Otro intento de llamar la atención sobre la urgencia de apoyos más explícitos y efectivos frente a la barbarie.


 

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