Martes , 27 Junio 2017
Palabra castiza y escenario real

Palabra castiza y escenario real

El eufemismo es un recurso lingüístico que usamos para favorecer, disfrazar o embellecer algunos sobresaltos de la vida y como una clave de la poesía. Pero la verdad es que se hace perverso y despreciable en los laboratorios de propaganda de los políticos, en especial de los que están al servicio del arruinado sistema que agoniza ahora en Cuba y en Corea del Norte.

Los cubanos heredaron del derrumbado campo socialista y de los promotores de esa forma de gobierno la primera gran mentira. Fue elaborada por los teóricos y difundida hasta la angustia por los medios de prensa del estado. Desde los primeros momentos se daba por hecho que el socialismo sería el paraíso del proletariado. Era una verdad absoluta que todavía hoy se repite sin rubor en algunos documentos.

Después de imponer con osadía esa metáfora que cubre el desastre social con la palabra edén, los técnicos criollos de la patraña se han hecho verdaderos especialistas. Encontré en una cita del filólogo Fernando Lázaro Carreter el retrato de la labor que realizan esos artífices del engaño.

Dice el crítico español que el eufemismo político suele ser un ejercicio nocivo porque “delata siempre temor a la realidad, deseo vergonzante de ocultarla y afán de aniquilarla”.

En Cuba se recuerda y se padece aún unas de las joyas de esa antología de falacias oficiales. Se remonta a marzo de 1962 y se trata de la Libreta de Abastecimiento, que llegó acompañada por esta consigna del más agudo igualitarismo: ¡A comer parejo!

En buen español lo que se impuso fue una Cartilla de Racionamiento. Nunca sabremos qué experto del idioma decidió que abastecer sonaría mejor que racionar. En esa duda han pasado 52 años.

Una nueva generación de lingüistas revolucionarios debutó en la década de los noventa con otra pieza monumental utilizada para disfrazar el escenario real de la sociedad cubana. Surgió en 1991, enseguida que se fue a bolina la Unión Soviética. Se comenzó a vivir lo que el gobierno llamó el Periodo Especial y era, simplemente, una situación de miseria y escasez provocada por la incapacidad del régimen de producir pan o boniatos.

En estos tiempos, ya en el siglo XXI, los herederos de aquellos técnicos del eufemismo político han creado el llamado Intercambio Cultural para dar una visión de armonía y nobleza a que una cuadrilla de artistas (con claras y reconocidas excepciones) viajen a Miami a hacer pequeñas zafras en dólares y regresen a Cuba a elogiar y a cantarle a quienes sostienen una dictadura militar que tiene decenas de presos políticos en las cárceles, propina golpizas a los opositores pacíficos, las Damas de Blanco y los periodistas independientes.

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