Un grupo de activistas de la Unión Patriótica Cubana (UNPACU), residentes en el municipio Caimanera, ubicado en el extremo oriental de la Isla, están a punto de ir a prisión.
En protesta por la decisión del tribunal, varios de sus colegas, comenzaron una huelga de hambre, desde el domingo 18 de mayo, en la vivienda situada en la calle San Lino entre 2 y 3 Sur en la ciudad de Guantánamo.
Informaciones publicadas en varios sitios de internet dan cuenta de que el huelguista Marco Antonio Morán Pelegrín, fue hospitalizado por sospechas de tener cólera. Sin embargo las pesquisas médicas arrojaron resultados negativos. Finalmente le concedieron el alta.
Una nota publicada en el sitio Cubanet, que recoge lo expresado por el opositor Niober García Fournier, afirma que a los dos días de iniciada la protesta, se presentaron tres ambulancias en el hogar con el propósito de hacerles los exámenes correspondientes. Después de ingerir las dos tabletas de acitromicina que le entregaron a cada uno, la fuente indica, que pasaron la noche fatal con vómitos, diarreas, cansancio y dolor muscular.
Al momento de redactar este artículo, tres menores de edad, familiares de los huelguistas, se encontraban internados en el hospital pediátrico de la zona, por posible infestación con el virus.
Se desconoce si en realidad se trata de una maniobra de la policía política para desarticular la protesta o de la presencia de una enfermedad que ha segado la vida de centenares de personas en todo el país, desde su reaparición con motivo de la caída en picada de los índices de higiene ambiental.
Los activistas involucrados en la abstinencia de alimentos sólidos, piensan que es un boicot.
La vivienda se mantenía sitiada por fuerzas policiales.
Es improbable que la acción cambie el curso de los acontecimientos. Es decir, que quienes están siendo procesados irán a la cárcel.
Es lo que siempre ha acontecido, sobre todo en territorios alejados de La Habana.
Una vez más se confirma, el record de la UNPACU, respecto al número de líderes y colaboradores encarcelados o en vías de serlo.
Lo triste de este panorama, no radica solo en la tragedia de los opositores y sus familiares, sino en la tolerancia internacional ante los atropellos.
Sin grandes titulares ni respuestas enérgicas de gobiernos y personalidades, el régimen sigue actuando a sus anchas.
Amenazas, actos vandálicos, confiscaciones y condenas carcelarias se suceden sin que los culpables paguen por sus fechorías.
El viernes último las Damas de Blanco sufrieron una brutal arremetida en su sede habanera. Más de un treintena fueron detenidas y maltratadas por la turbas.
Ni las mujeres se salvan de la espiral de violencia que el régimen se encarga de actualizar con esmero semana tras semana.
Si los reportes desde La Habana tienen esas características, luchar por la democracia en Guantánamo requiere una doble cuota de sacrificio.
A más de 900 kilómetros de la capital, los verdugos cuentan con mayores posibilidades para actuar con impunidad.
Evidencias sobran para corroborarlo.
[Fotografía: Activistas de UNPACU en huelga de hambre (Archivo)]