Martes , 27 Junio 2017

Las averías previstas

Para buena parte de las personas que abordan el P12 en el llamado Parque del Curita en la capital, se ha hecho habitual que después de tres paradas, el  ómnibus atestado de pasajeros se detenga y transcurridos algunos minutos el chofer les diga sin ninguna solemnidad y cara de pocos amigos: “Aquí termina el viaje, la guagua se rompió”.

Esto sucede a menudo, es un percance anunciado y casi siempre en el mismo lugar. Los pasajeros se sienten estafados, pues se hace evidente que ha sido intencional, el chofer pudo no haber cargado más pasaje a sabiendas de que no habría de llegar a su destino.

Sin embargo la trampa está en que el chofer inicia su viaje y así recauda dinero, después no tiene que trabajar más.

Pero las personas salen perjudicadas, en especial los ancianos que lo esperan en la primera parada largo tiempo, pues se les hace en extremo fatigoso un viaje de pie.

En particular el ómnibus  que más frecuentemente tiene este contratiempo es el No. 105, sobre todo en las mañanas, poco antes del mediodía.

La Habana, 26 de mayo de 2014.


 

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