La Habana.- La preocupación por el uso de productos químicos para la maduración de frutas, se ha venido acrecentando en los últimos tiempos en la isla, ante los altos índices del incremento de cáncer y otras enfermedades.
Incontables han sido las quejas de la población dirigidas al periódico “Granma”, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, en busca de una solución al respecto, recibiendo sólo como respuesta, una pequeña publicación en la sección de cartas a la dirección y “la vida sigue igual”
Ante el peligro que representa para la vida a mediano o largo plazo, la Fiscalía General de la República emitió una nota que se publicó en el diario en Junio de 2013, donde señala, que madurar frutas con químicos como el Ethephon y el Flordimex constituye un delito, sin embargo, en la actualidad, no sólo los vendedores por cuenta propia lo usan, sino también, los agros estatales, como el de calle 9 y d en el Vedado.
El día 30 de Enero del presente año el señor Gilberto Díaz, quien se encuentra al frente de Sanidad Vegetal, reiteró al diario, que el emplear estos químicos para madurar frutos continúa siendo una violación al emplearlos inadecuadamente.
La doctora María Esther Tejera Aguilar, quien pertenece a la Unidad de Toxicología en la provincia de Villa Clara, mediante un estudio realizado en el año 2009 titulado Evaluación del Potencial Tóxico, dijo al diario oficialista Juventud Rebelde, que estos químicos poseen capacidad de contaminar a las personas a través de los alimentos por las vías respiratorias, el contacto con la piel y las mucosas.
La especialista además advirtió, que las concentraciones inadecuadas que les aplican a las mercancías, pueden ocasionar una intoxicación aguda, en la que los síntomas brotan rápido, pero también, tienen lo que es más dañino, un efecto acumulativo en el organismo, produciendo trastornos a nivel del sistema nervioso central, inmunológico e hígado.
Estos químicos son obtenidos, según vendedores consultados, los cuales prefirieron no ser identificados, a través de personas que trabajan en instituciones estatales de la agricultura, los cuales extraen, de manera ilegal, las sustancias de estos centros y luego se las ofertan a dichos comerciantes por un precio de 300 pesos CUP. Estos confiesan, que para lograr la rápida maduración de las frutas, las inyectan en la entrada del tallo directamente en diferentes dosis, pero a pesar de que la fruta madura rápidamente, esta carece de su color y sabor original.