Martes , 27 Junio 2017
Las alarmas de Edwards

Las alarmas de Edwards

El diplomático y escritor chileno, Jorge Edwards, ha advertido recientemente sobre los riesgos de que la pausada apertura que lidera Raúl Castro en Cuba, termine en un modelo con elementos del liberalismo chino y de la dinastía de Corea del Norte.

La sospecha del Premio Cervantes 1999, no es una falsa alarma. Se trata de la opinión de alguien que descubrió en algo más de tres meses de estancia en la Isla como Encargado de Negocios, que la retórica humanista de Fidel Castro era la tramoya de una dictadura que pudiera cumplir su sexagésimo aniversario en enero de 2019.

Ese hallazgo de 1970 y que le valió el calificativo de persona non grata, define a Edwards como un visionario al que hay que prestarle atención, en un momento en que a Raúl Castro le llegan legitimaciones de todas las latitudes sin comprometerse en ceder espacios a corrientes alternativas en el campo político ni  eliminar las prohibiciones para el ejercicio de las libertades fundamentales.

El engendro que vaticina el literato chileno es para erizarse desde los pies a la cabeza. No sería fácil soportar un sistema con las taras del gigante asiático y del manicomio que administra Kim Jong Un desde sus palacetes.

En verdad, Raúl Castro disfruta de una inusual condescendencia del mundo civilizado, lo que le proporciona el tiempo y la voluntad para construir un modelo sin nada que ver con la democracia y el Estado de Derecho.

La “transición” que describen algunos medios de prensa internacionales es una cortina de humo para encubrir las intenciones del partido comunista de defender a ultranza su hegemonía, ahora a través de la gradual ampliación de los pactos con el capital y alguna que otra concesión periférica fronteras adentro.

A propósito de la nueva edición del libro Persona non grata escrito por Jorge Edwards, en 1973, y donde expuso su desengaño con la aún joven revolución cubana, la naturaleza del régimen no ha variado un ápice desde entonces.

El castrismo busca alternativas para sobrevivir en medio de su desgaste y sus contradicciones. Se sabe que no va a desaparecer de un plumazo. Solo se transforma en algo que todavía pertenece al ámbito de los misterios.

La advertencia del novelista, nacido en Santiago de Chile un 29 de junio de 1931, no debe tomarse a la ligera.

Conoció de primera mano a “nuestros salvadores”. Supo de sus manías y mezquindades.

Por decirlo en público tuvo que irse, desilusionado del socialismo real y con el convencimiento de haber hecho lo correcto. La historia le dio la razón.

 

 

 

 


 

Scroll To Top