Los 90 opositores agredidos físicamente por agentes policiales y parapoliciales durante el mes de abril desdibujan solo una parte del panorama represivo en la Isla.
Entre el resumen de incidencias que cada mes divulga la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), también aparecen las 905 detenciones arbitrarias y los 104 actos de repudio.
Las cifras demuestran el crecimiento exponencial de los arrestos. Si en abril de 2010 se contabilizaron 162 acciones de este tipo, en este lapso pero del 2014 se observa que casi se han decuplicado.
Entre las golpizas registradas se especifica la que recibió el opositor Ángel Moya, integrante del Grupo de los 75 y bajo Licencia Extrapenal. En este caso los agresores procedieron al estrangulamiento en función de doblegar su postura contestataria, lo que pudo haberle costado la vida.
La situación tiende a deteriorarse aun más con el progresivo aumento de la beligerancia de las agrupaciones prodemocráticas.
Hay que aclarar que el trabajo que realiza la CCDHRN es parcial. Es imposible la cuantificación de todos los abusos que ocurren en el país por motivos políticos.
Las condiciones para hacerlo son mínimas. Sus integrantes son vigilados permanentemente. La labor que realizan se encuentra dentro de la lista de actos contrarrevolucionarios. Así que no están exentos de recibir su cuota de vejaciones sin excluir las condenas a prisión.
Pese a los obstáculos, sus actividades siguen siendo de gran importancia para demostrar, ante los foros internacionales, la naturaleza criminal del gobierno cubano.
Precisamente en relación con este tópico es oportuno destacar la alusión en el informe del rechazo de la élite de poder a cooperar con la Cruz Roja Internacional y otras entidades que se encargan de proteger los derechos humanos en el mundo.
Nada indica un cambio de perspectiva a corto plazo. En lo que queda de año persistirán los atrincheramientos ideológicos y todo lo que de ello se deriva.
¿Llegarán a mil los eventos represivos en el mes de Mayo? .Es imposible saberlo, pero las condiciones obligan a pensar que la cifra no bajará de 500.
El promedio en el primer cuatrimestre del año en curso (3821) supera con creces el del 2013 (1586). Por tanto no es desacertado augurar un record al cierre de diciembre.
Las cifras son un tenue reflejo de la tragedia. Más allá de los números está el sufrimiento de cientos de personas que muy poco pueden hacer ante la impunidad de los represores.
Por ejemplo, el drama de quienes se encuentran en la cárcel es incomparablemente superior. A menudo sus aflicciones quedan silenciadas por las circunstancias. No es fácil recopilar la totalidad de las golpizas y las humillaciones que sufren los internos por pedir que le respeten sus derechos.
Muchos han muerto por falta de asistencia médica o después de una salvaje agresión con maderos y cabillas forradas con tela.
Raramente los guardias asesinos son llevados a los tribunales. Lo más terrible de todo es la pereza internacional. La ausencia de acciones concretas contra los verdugos.