Martes , 27 Junio 2017
Golpes y asfixia

Golpes y asfixia

El método ha cambiado y suele ser ahora más sofisticado. El presidente Nicolás Maduro y sus amigos, que quieren imponer la censura en Venezuela, no cierran periódicos y clausuran talleres con un pelotón de sirvientes y un grupo armado con escopetas como en Cuba en el siglo pasado. La técnica de hoy consiste en comprar los medios mediante cómplices o sicarios y asfixiar a los periodistas libres con acosos policiales, persecuciones y medidas económicas que controlan desde la venta de papel hasta el ciberespacio. Es un proceso más lento pero igual de efectivo.

No se trata, como se sabe, de dejar a la nación sin periódicos, sin radio ni televisión. La idea es que quede en circulación, se escuche o se pueda ver nada más que el mensaje de adoctrinamiento del Gobierno, y la interpretación de los acontecimientos internacionales que hagan los ideólogos en el poder y redacten con disciplina los escribidores fieles a nómina estatal.

Los datos que manejan los expertos venezolanos indican que el 40% de la ciudadanía no puede acceder a ninguno de los medios independientes que han existido siempre en el país y sólo llega a conocer las noticias que divulga el Gobierno a través de un precario servicio de internet.

El régimen lleva adelante una tarea denominada Plan de la Patria para usar la violencia y dejar fuera del juego a los periodistas que no lo aplaudan y, al mismo tiempo, facilitar que empresarios cercanos o comprometidos con los personajes de Palacio de Miraflores se hagan dueños de los medios.

Una denuncia presentada esta semana por Miguel Henrique Otero, editor de El Nacional de Caracas, dice que se han producido más de 1.400 agresiones físicas a periodistas; se ha duplicado el número de estaciones de radio y televisión en manos del chavismo; la publicidad oficial se limita a los medios amigos del régimen; se intensifican el acoso de las oficinas de impuestos y los controles del funcionamiento de las empresas.

Los totalitarios necesitan la mentira de los panfletos y el silencio de los medios. La izquierda carnívora con careta de demócrata…

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