Martes , 27 Junio 2017

Una fábrica de presos

Dania Virgen García

Desconozco si hay alguien en Cuba que haya sido sancionado por violar las normas internacionales que condenan a los que cometen abusos, crueldades y torturas en contra de los presos.

En las cárceles cubanas, miles de reclusos se encuentran cumpliendo condenas sin haber cometido delito alguno, por capricho de la policía o por no tener dinero para sobornar a jueces y fiscales. Otros que sí cometieron delitos, a veces cumplen sanciones desproporcionadas por motivos similares. Policía, fiscales, y jueces, son una familia corrupta, por llamarla así. Una verdadera mafia.

Las prisiones cubanas amontonan a reos de todo tipo, no interesa el delito que cometió, para que “se pudran en las cárceles”, como suelen decir los carceleros.

Centenares de reclusos por años duermen en el piso, en condiciones infrahumanas, son víctimas de los carceleros que los golpean, algunos quedan con lesiones graves para toda su vida, o mueren por las severas golpizas. Pero cuando las familias reclaman, les responden que fue suicidio.

Las escuelas pre universitarias en el campo, al no tener condiciones para mantener a los adolecentes, ya que la alimentación era critica, y las condiciones de vidas estaban por debajo de lo establecido, han sido convertidas en la actualidad en prisiones para albergar a reos de ambos sexos.

No poseen un espacio de tres metros por reo, algunas tienen solo tres baños con turcos, tanques de 55 galones para almacenar el agua. Otras no tienen las instalaciones de agua potable. Abundan todo tipo de insectos, no poseen médicos para primeros auxilios, y la alimentación es pésima.

Estos campamentos de mínima severidad, llamados Centros de Estudio y Trabajo Municipal (CETEM) son una gran farsa. Los reclusos son analfabetos funcionales que nunca llegan a terminar tales estudios. Los maestros son los mismos presos. Trabajan en la construcción de edificios para los oficiales del MININT: según la categoría, así es la vivienda del oficial. También trabajan en la construcción de nuevas oficinas y nuevos comedores para los jefes. Los salarios devengados por los reclusos están por debajo de los 225. pesos en moneda nacional, lo que equivale a menos de 10 dólares al mes. Más del 40 % de la fuerza productiva encarcelada trabaja para el MININT.

Uno de los principales beneficios de los jefes de estos centros penales es el transporte, donde gastan miles de litros de gasolina, y petróleo para su uso personal. Sin embargo, no llevan a reclusos enfermos ni les es permitido montar a reos que tengan a sus padres graves o que hayan fallecido, por lo que la mayoría de los reclusos en estas situaciones no pueden ir al entierro de sus padres, o visitarlos en un hospital.

En Cuba los reos son desechables, no importa que enfermen, de qué enfermedad padezca, que edad tengas, si eres menor de edad, o de la tercera edad.

Si hacemos una estadística sobre la población penal en Cuba, y su crecimiento progresivo podemos que sacar el porciento de presos en relación con la cantidad de habitantes, seguramente Cuba está entre el 1 y el 10 en el mundo en cuanto a cantidad de presos por cada 100 habitantes adultos.

Con la exhuberancia en la administración de “justicia”, los índices de criminalidad se han disparado, en un sistema que dice ser equitativo e incapaz de violar los derechos humanos.

Ya en Cuba no alcanzan las prisiones para encerrar a hombres, mujeres, y menores de ambos sexos.

¿De cuáles derechos humanos y civiles se habla, de qué justicia, cuando sancionados a un año de privación de libertad por delitos menores son encarcelados en prisiones de máxima severidad mientras que otros que llevan más de 20 y 25 años recluidos por asesinato, violaciones, pederastia, y otros delitos graves, son trasladados a los campamentos penitenciarios?

En Cuba, una sanción de privación de libertad, por cualquier motivo, por pequeño que sea, significa matricular en una universidad criminal, donde impera el “sálvese quien pueda”.

En las cárceles cubanas imperan el racismo, la segregación, la homofobia, y las rencillas regionalistas cuando los presos son trasladados para otras provincias.

La reeducación e reinserción en la sociedad es mentira. Cuando estos reos cumplen sus condenas en el infierno, no son acogidos por la sociedad, sino que son rechazados, les niegan el trabajo y la posibilidad de rehacer sus vidas. Muchos se ven obligados a volver a delinquir y son enviados de nuevo a la cárcel. Otros, en busca de una alternativa tratan de abandonar el país, pero la mayoría desaparece en el mar

Los miembros de las altas esferas, los dirigentes, o sus descendientes, cuando cometen delitos graves, y traicionan la confianza depositada en ellos, son sancionados, pero cumplen en sus casa sus condenas, o en prisiones con mejores condiciones y tratos especiales.

La coacción, y el chantaje, son métodos usados por las autoridades de las cárceles para que el recluso no se queje. A los reclusos que osan de denunciar los abusos, las torturas, y los tratos infrahumanos, les son quitados sus beneficios penales, libertad condicional, el tercio de la sanción, son castigados, maltratados, y llevados a celdas de castigos por años, en espera de que “se compliquen” en otros delitos e indisciplinas.

Me pregunto: ¿Cuántos reos sufren estas represalias? ¿Por qué hay tantos menores de edad presos en Cuba?, ¿Por qué son de la raza negra la mayor cantidad de reclusos en las cárceles? ¿Por qué son tantos los presos que se auto agreden, y se suicidan por desesperación? ¿Por qué el gobierno cubano no permite la visita a las cárceles de los relatores de derechos humanos, la Cruz Roja Internacional, y de representantes de la ONU?


 

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