Martes , 27 Junio 2017

Un nuevo juicio para Ángel Santiesteban

Foto de la autora con Ángel Santiesteban

Por Lilianne Ruíz, en CubaNet

LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Siempre me acuerdo de Edipo: Soy un juguete en manos del destino. Quizá la vida de Ángel Santiesteban, destacado escritor cubano y bloguero opositor, también esté signada por este concepto. Pero, hay que tener en cuenta el estilo kafkiano de las sociedades totalitarias, donde fatum es una metáfora del Estado.

Hacer la apología que usualmente hacen los amigos restaría objetividad a este artículo, y no sería tomado en cuenta por los lectores. Lo que sí voy a tratar de demostrar es que en su juicio se evidencian procedimientos arbitrarios que traen como consecuencia una condena extremadamente severa para un delito que no fue suficientemente probado.

El pasado 15 de enero el Tribunal Supremo denegó la apelación del abogado de Santiesteban; sin responder a las dudas que sí dieron lugar a que se interpusiera el Recurso de Casación según las causales previstas por la ley actual cubana, que no fueron reconocidas en el último fallo del Tribunal Supremo.

Hay que recordar que es la madre del hijo varón del escritor quién inició la demanda por “violación de domicilio” y “lesiones”. Pero ella modificó su declaración cuatro veces, y si no pudo perjudicarlo más fue porque su testigo principal “luego de haber declarado en sede policial, accedió a realizar un video casero, que obra en el expediente, donde alegaba que mintió por orientaciones de la demandante, que le hizo promesas de beneficios personales”, tal como consta en el documento de apelación.

Los testigos de la defensa fueron desestimados por la Sala, a pesar de que “después de haber sido apercibidos de decir la verdad y de la responsabilidad penal en caso de faltar a ella”, acreditaron que “el día de los hechos, 28 de julio de 2009, en el horario en que éstos se imputan, Santiesteban se hallaba en un lugar diferente y distante del domicilio de la denunciante”.

El hijo menor de Santiesteban declaró que su papá no estaba en su casa el día en que supuestamente ocurrieron los hechos. Pero eso no desmiente, más bien corrobora, la declaración de las dos personas que dan fe de que el 28 de julio de 2009, entre las 12 del mediodía y las 6 de la tarde, Santiesteban estaba con ellos, así que no pudo haber cometido el delito que se le imputa, o no puede probársele; como también es cierto que no se hallaba en su casa junto al hijo.

Yahima Lahera, maestra y directora de la escuela primaria del hijo de Ángel Santiesteban, testificó que el niño le confesó que su madre le obligaba a hacer manifestaciones que denigraran al padre.

Según el abogado de la defensa, Lic. Miguel Iturria Medina, no se hizo un adecuado uso del Código Penal, debido a que se dispuso una sanción en torno al delito “violación de domicilio” que excede en un año el límite máximo previsto por dicho Código. Y en cuanto al delito de “lesiones”, le fue aplicada la máxima sanción sin haberse probado la relación causa efecto, y, una vez más, sin quedar suficientemente demostrada la presencia del acusado en el lugar de los hechos.

El abogado de Santiesteban también declaró: “Estimamos que la sala de instancia ha desestimado todo cuanto representó elementos de descargo y acogió, en contra del acusado, cuanto particular le perjudicó, para arribar a un fallo extremo que lo deja en estado de indefensión”

Sirvan estas palabras para hacer un llamado a la opinión pública internacional pidiendo que, tal como consta en la Apelación, Ángel Santiesteban tenga derecho a que sean escuchados los errores y oscuridades que su abogado ha descubierto, y por lo que se ha solicitado la nulidad de la sentencia para la celebración futura de otro proceso más objetivo.

Ángel Santiesteban ha sido merecedor de varios reconocimientos nacionales e internacionales tales como la Mención al Premio Juan Rulfo del año 1989, premio UNEAC en 1995, Premio Cesar Galeano en 1999, Premio Alejo Carpentier en 2001 y Premio Casa de las Américas en 2006. Es también el autor del blog Los hijos que nadie quiso.


 

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