Una de las consignas con las cuales se quiere lavar el cerebro de los cubanos es que el pueblo es el dueño de todo, no obstante, nadie se siente propietario de los bienes del Estado. Es por eso que los medios oficiales constantemente se refieren a la indisciplina social, como culpable de muchos de los problemas que hay en el país.
Pero cuando se va a hablar de temas relacionados con la indisciplina social, en Cuba hay mucha tela por donde cortar, sobre todo si se tiene en cuenta que es un indicador de cómo andan funcionando las cosas en el país.
No en pocas ocasiones nos encontramos paredes y ómnibus escritos o garabateados con nombres y hasta con malas palabras, bancos rotos y no faltan aquellos que maltratan a los animales, sobre todo cuando se encuentran un perro por la calle y no desaprovechan la oportunidad de golpearlo. Todo ello es una muestra de lo enfermo que está el tejido social en el país.
Pero existen indisciplinas que afectan de manera general, y que llegan a imposibilitar resolver algunos problemas personales. Por ejemplo, en San Antonio de los Baños algunos teléfonos públicos no funcionan bien por ineficiencias de la Empresa de Telecomunicaciones, conocidas por sus siglas ETECSA; o porque no pueden ser utilizados por haber sido destrozados por alguien que los golpea violentamente o porque les arrancan el audífono o su cable.
En el edificio donde se encuentra ubicada la propia empresa ETECSA, existen cuatro teléfonos en unas cabinas plásticas, uno de ellos tiene la parte de las teclas de los números aplastada y desbaratada por un fuerte golpe que alguien tuvo que haberle proporcionado con algún objeto duro, pero se convierte en un teléfono menos con el que puede contar la población para su servicio.
Esta acción deja claro que su ejecutor carece de todo tipo de educación social y se puede asegurar que no se considera como parte de la comunidad, porque el servicio telefónico no es algo que esté al alcance de la mano de todos, si bien existe la posibilidad de los celulares, no están diseñados para ser usados por los cubanos de a pie, por el gasto en divisa que conlleva mantener uno, por otra parte, la telefonía fija no llega a todo el mundo.
En nuestro país, a pesar de que se habló de un “hombre nuevo”, se han dejado ir de las manos y han pasado al olvido, aquellos valores de las personas que contribuyen y ayudan a formar la ética social y se puede constatar -solo con las imágenes que se ven a cada paso- que no está funcionando la educación, la cultura ni mucho menos el sentimiento hacia el prójimo. En nuestro país los vecinos se caracterizaban por ayudarse, apoyarse unos a otros; ahora solo se consigue que se delaten, lo que los convierte en el lenguaje popular en “chivatos”.
Independiente de la situación económica que pueda existir y que tiene solución a corto plazo si se logra un cambio con una inyección de capital; las acciones sociales como esta de romper un teléfono público que está ahí para el uso de todos, están vinculadas a los valores humanos de las personas; a la cultura que deben tener a la hora de comportarse y de convivir dentro de la sociedad, cosas que se han perdido.
Todo lo beneficioso que resulta un buen interactuar social, con la conciencia de lo que puede perjudicar a los demás, se ha perdido y hay un incremento de la violencia, los actos criminales, el robo y la corrupción, que parecen incurables a corto plazo; aunque se puedan resolver los problemas de índole material.
Artemisa, 16 de agosto de 2016.