Martes , 27 Junio 2017
SOS con signos de pesos

SOS con signos de pesos

LAS DICTADURAS no pueden ser amables, agradecidas y sentimentales porque entonces no serían dictaduras. Tampoco se deben distinguir por su apego al esmerado ejercicio de la diplomacia. Por mandato de sus esencias serán implacables en política interna y severas con la oposición y los disidentes. En el manejo de sus relaciones con otros países sólo están autorizadas a confiar en la solidaridad y los apoyos de los camaradas de la misma ideología. El resto del mundo, con sus altas y sus bajas, sus intereses y sus recursos, es el enemigo.

Como este es un esquema conocido y, además, ilustrado por un exuberante anecdotario internacional de encontronazos en los últimos años, es interesante comprobar que algunos expertos se asombraran del embarque -la versión cubana de plantón- que Raúl Castro le dio al canciller español José Manuel García Margallo durante su reciente visita a Cuba. No lo recibió y, a última hora, cuando faltaba poco para abordar su avión de regreso a Madrid, le mandó al vicepresidente Miguel Díaz Canel, que en la calle carga con el sobrenombre de cuchara porque ni pincha ni corta.

La sorpresa de los especialistas -y posiblemente también la del ministro- ante el gesto del general se debe a que habían creído en los guiños que hace el Gobierno cubano para que la Unión Europea, el imperialismo yanqui o cualquiera que tenga dinero que invertir, lo ayude a salir de la crisis económica que vive el país y le dé gasolina para mantenerse en el poder otro medio siglo. Con los guiños no piden ayudas ni asesorías. Las señas no incluyen conferencistas sobre transiciones ajenas y experiencias de otros países, por muy cercanos que sean para los cubanos. O por eso mismo. Los SOS tienen inscrito nada más que el signo de pesos.

Castro no se molestó por la brillante conferencia que dio Margallo en La Habana sobre la Transición española. El dirigente cubano debe de estar molesto siempre y sabe que las palabras del visitante se quedaron en el ámbito de una escuela del Ministerio del Exterior. No salió ni una nota en los panfletos oficiales y la isla ocupa el lugar 125 en el mundo por su acceso a internet, cerca de un 3%.

Ha sido un viaje provechoso para la dictadura que trasmitió a los cubanos del interior que tiene el respaldo de España y le enseñó la mano dura a quienes creen que comprenden sus guiños.Por mandato de sus esencias serán implacables en política interna y severas con la oposición y los disidentes. En el manejo de sus relaciones con otros países sólo están autorizadas a confiar en la solidaridad y los apoyos de los camaradas de la misma ideología. El resto del mundo, con sus altas y sus bajas, sus intereses y sus recursos, es el enemigo.

Como este es un esquema conocido y, además, ilustrado por un exuberante anecdotario internacional de encontronazos en los últimos años, es interesante comprobar que algunos expertos se asombraran del embarque -la versión cubana de plantón- que Raúl Castro le dio al canciller español José Manuel García Margallo durante su reciente visita a Cuba. No lo recibió y, a última hora, cuando faltaba poco para abordar su avión de regreso a Madrid, le mandó al vicepresidente Miguel Díaz Canel, que en la calle carga con el sobrenombre de cuchara porque ni pincha ni corta.

La sorpresa de los especialistas -y posiblemente también la del ministro- ante el gesto del general se debe a que habían creído en los guiños que hace el Gobierno cubano para que la Unión Europea, el imperialismo yanqui o cualquiera que tenga dinero que invertir, lo ayude a salir de la crisis económica que vive el país y le dé gasolina para mantenerse en el poder otro medio siglo. Con los guiños no piden ayudas ni asesorías. Las señas no incluyen conferencistas sobre transiciones ajenas y experiencias de otros países, por muy cercanos que sean para los cubanos. O por eso mismo. Los SOS tienen inscrito nada más que el signo de pesos.

Castro no se molestó por la brillante conferencia que dio Margallo en La Habana sobre la Transición española. El dirigente cubano debe de estar molesto siempre y sabe que las palabras del visitante se quedaron en el ámbito de una escuela del Ministerio del Exterior. No salió ni una nota en los panfletos oficiales y la isla ocupa el lugar 125 en el mundo por su acceso a internet, cerca de un 3%.

Ha sido un viaje provechoso para la dictadura que trasmitió a los cubanos del interior que tiene el respaldo de España y le enseñó la mano dura a quienes creen que comprenden sus guiños.

[Artículo en ElMundo]


 

Scroll To Top