La violencia indirecta o directa, forma parte hoy en día de la vida de los cubanos. La practican jóvenes, adultos de diferentes edades y hasta los niños en las escuelas. Es algo común en estos momentos en los hogares, sentir a los vecinos discutir en voz muy alta, sin importarles el qué dirán. Igual sucede en centros de trabajo, de recreación, comercios y hasta en el deporte.
Se podrá decir que siempre hubo violencia y no es menos cierto, pero en tiempos pasados no se destacaba nuestra sociedad como violenta, más bien siempre era en los espacios marginales; y en particular en los sectores políticos. Sin embargo, hoy si podemos hablar de una sociedad bastante violenta.
Existen muchas formas de violencia, pero la verbal está presente las veinte cuatro horas del día, en el quehacer de los cubanos y sin querer, tarde o temprano involucra a todos.
Quiero referir un caso en el que estuve presente y soy testigo de la situación. El administrador del local “Café Pinar”, un centro que presta servicio en moneda nacional y también en cuc (peso convertible), ante el hecho de que una joven embarazada le pidiera permiso para pasar al baño, de forma grosera le contestó: “¿Tú eres ciega, no vez que los baños se están limpiando?, no puedes pasar. La joven -angustiada- le explica que tiene dolor en el vientre de tanto aguantar los deseos de ir al baño y que, en todo Pina del Río, no hay un baño público que pudiera utilizar. El dirigente termina la conversación diciendo con bastante mal carácter: “No se puede pasar, además como tú dices este no es un baño público”.
Un trabajador del lugar que se encontraba en la entrada del establecimiento, en voz alta comentó: “Lo que tiene que hacer es ir para Maternidad, allí si puede hacer sus necesidades. Este centro está asociado a las Cooperativas y solo los que consumen pueden “presentir” de los servicios del mismo”.
La joven embarazada, apenada y abochornada por las palabras de aquellas personas tuvo que irse sin poder realizar sus necesidades.
Situaciones como estas se viven cada día, y las razones de que hombres puedan maltratar a una mujer embarazada son muchas; en otros tiempos cuando nada más se le veía un poco la barriga a una dama, ya tenía un trato priorizado. Pero sin lugar a dudas las principales causas de esta ira, se encuentran en las condiciones de vida de los cubanos; en particular la situación económica, social y política que afecta a la mayor parte de la población. A lo que se le podría añadir, la pérdida de la disciplina social y del respeto al prójimo, la inmoralidad y la carencia de libertades básicas.
Para todos los cubanos es muy necesario mejorar la calidad de vida, para recuperar la dignidad. Es preciso terminar con la violencia hacia la mujer; pero no a través de un cartel propagandístico o un spot televisivo. Trabajar de forma seria y manifestada en todos los ámbitos para que, sin perder la igualdad, lleguen a obtener todos los derechos que le corresponden.
Pinar del Río, marzo de 2017