Martes , 27 Junio 2017

La violencia doméstica y de género afecta a la sociedad cubana

Ismael tiene un pequeño hijo; de unos 6 años de edad, que después de salir de la escuela sigue muchas veces a su padre en su tarea cotidiana de vender pan por las calles de su barrio, como todo niño, Panchito; que así lo llaman, tiene antojos y alguna que otra malacrianza, en plena calle ante los vecinos y transeúntes Ismael golpea a su pequeño hijo; algunos indolentes observan y nada dicen, unos vecinos le llaman la atención, la respuesta brota airada y aumentada por el alcohol” es mi hijo y yo le doy como me de la gana”.

Juan tiene una joven esposa y 2 pequeños niños una hembra y un varón de 4 y 6 años respectivamente, Juan trabaja y su esposa vende cosas que le dan y hace trabajos domésticos en su barrio; varias veces él ha golpeado a Roseta, ella ha tratado de dejarlo, él la acosa hasta el cansancio haciendo de su vida un verdadero infierno y sede y vuelve con el padre de sus hijos, los golpes muchas veces se aplican frente a los dos menores, el varón golpea a la hermana y a las demás niñas. Si su papá lo hace el considera que también puede hacerlo. El alcohol también está presente en estos eventos. No lo denuncio, porque es el padre de mis hijos alega la maltratada esposa.

Les he relatado estos dos casos como ejemplos de cómo hechos de violencia de género y doméstica se están manifestando en familias cubanas y en ambos casos el alcohol está presente. Sería conveniente analizar estos hechos desde el punto de vista sociológico, partiendo del hecho de que ambos hombres vienen de familias disfuncionales y con padres o madres presas del alcohol, en que también la violencia formaba parte del entorno familiar.

La mujer abusada; en la mayor parte de los casos, no denuncia el hecho pues no tiene confianza en la policía o en los tribunales y teme que al acusar al abusador el tome represalias con ella peores. El niño no puede protegerse y no existe un sistema estatal que lo proteja del abuso independiente de que quien le propinen el castigo inapropiado o excesivo sean sus padres o algún familiar.

La sociedad cubana está aquejada de estos males y otros e independientemente de que “existe” un Código de la Familia y la Niñez esto en la práctica; no funciona, a partir de que los mismos ciudadanos no conocen sus derechos ni saben cómo reclamarlos o las autoridades tienden a mostrar indolencia frente a este tipo de caso y no prestar la debida asistencia a las víctimas de este tipo de abuso.

La disfuncionalidad de la familia cubana, el alto índice de divorcios, la infidelidad conyugal, la prostitución femenina y masculina, el alto grado de embarazos en edades tempranas y las facilidades que se brindan para efectuar abortos incluso a menores de edad, la promiscuidad, que a su vez trae aparejados el incremento de las enfermedades de trasmisión sexual, la convivencia de hasta cuatro generaciones en una misma vivienda, súmele a esto las serias dificultades económicas y el alto consumo de bebidas alcohólicas, no solo por adultos sino por jóvenes hembras y varones es un excelente caldo de cultivo para un incremento de la violencia doméstica y de género.

Solo eliminando estas condiciones y tomando acciones por parte de las autoridades competentes; que no se reduzcan a spot televisivos, y una adecuada educación formal en las Escuelas que instruyan a los niños y niñas, que traten estos temas y brinden suficiente información en cuanto a deberes y derechos en este sentido; podrá con el tiempo, disminuir esta lamentable situación. Lamentablemente no creo que esto suceda.


 

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