Es muy cierto que desde tiempos antiguos el hombre para su supervivencia tuvo la necesidad de aprender a cocinar con leña, pero esto no tiene porque ser el caso de la Galletera “La Cremita” y otras panaderías y dulcerías del municipio de San Juan y Martínez, en Pinar del Río.
Después de haber hecho una inversión de estufas y hornos eléctricos, estos establecimientos han tenido que volver a la necesidad de cocinar con leña; es posible que la reducción de la cuota de petróleo enviada desde Venezuela los obligara a tomar medidas drásticas que afectan al pueblo directamente, como siempre, porque es el pueblo quien tiene que comprar el pan y los dulces de mala calidad que ofertan estos sitios, y con mucho sabor a humo de los trozos de pinos traídos de las lomas de San Simón.
Me pregunto hasta cuando estaremos saltando de necesidad en necesidad. Se dice que llevamos 58 años de Revolución, pero una verdadera revolución trae mejoras y bienestar para el pueblo, humaniza el trabajo del hombre, revoluciona en todos las esferas técnicamente.
Yo, en lo personal he podido ver y comprar el pan de 3 pesos (moneda nacional) que se fabrica en estas entidades en que se cocina con leña al igual que los dulces, y realmente les falta calidad y buen gusto, como también falta empeño por parte de los organismos que a ellos pertenecen para brindar una mejor atención a la población.
Es de muy mal aspecto ver las cargas de leña en estos portales, quitándoles presencia a la arquitectura y urbanización de la ciudad, no es necesario ver con nuestros propios ojos lo que esta destruyendo nuestro organismo, nuestro medio ambiente y entorno.
Esto es en lo que han convertido los gobernantes de este país a su revolución o más bien, ellos han creado un nuevo método más práctico y eficaz: la Rovolución, más para el poder y menos para el pueblo cubano, que siempre fue un pueblo digno y trabajador.